viernes, 1 de octubre de 2010

Ecuador: cuartelazo demencial, no "golpe de la derecha"

El cuartelazo con rasgos entre demenciales y farsescos que se vivió en Ecuador fue rápidamente aprovechado por el eje bolivariano, que sin dudar vio un intento de golpe según el modelo Honduras, la mano de Washington, etc. Un análisis menos sesgado y detenido de los hechos demuestra que se trató de un episodio de opereta subdesarrollada, bien típico de nuestra región. El gobierno K operó rápidamente organizando la cumbre de la Unasur, y el inefable canciller Timerman no paró de exagerar. La actuación de la Unasur que dirige su jefe Néstor abortó una nueva Honduras, aseguró este personaje desagradable y oportunista. No contento con llevar a la desmesura los imaginarios méritos de Unasur, creyó necesario ver un paralelo con el escenario argentino: "lo de Ecuador fue un intento de golpe de monopolios económicos y mediáticos", aseguró, según lo cita Clarín. Que Correa exagere para pegarle y perseguir a sus adversarios internos se entiende en cierta medida. Además, es parte del eje bolivariano. La sobreactuación argentina, en cambio, también se entiende, pero en el marco de la exasperación patológica del kircherismo, y no en el de una forma de hacer política más o menos racional.
En mi trabajo escribí una columna sobre el asunto. Digo básicamente que esto fue un cuartelazo de policías sin formación alguna que no tenían un registro de la magnitud de lo que hacían al secuestrar a Correa. Mañana o más tarde la pego. Pero paseando por los portales me resultó interesante esta crítica a los dirigentes argentinos no-K que encontré en Urgente 24:


Y este mismo gesto de correr para donde corre el gobierno y tratar de primerearlo sin fijarse de qué se trata se observa en otros terrenos. Acá se trataba a toda costa de no quedar como golpista o simpatizante de los golpistas, la psicopateada era fuerte y, como dice Urgente 24, Ecuador después de todo queda lejos y a quién le importa lo que allá pase. Nada de consultar a la oposición a Correa, para interiorizarse del complejo kilombo ecuatoriano. No, fue una corrida general al comunicado de condena al "intento de golpe". En fin, así estamos.


Acá pego finalmente el artículo que publiqué, después de esperar hasta las ...2.45 a que subieran la edición del sábado.



¿Hubo o no intento de golpe de la derecha en Ecuador? En un país con dos golpes de Estado en los últimos diez años (pero originados en el otro extremo del espectro ideológico), la hipótesis no puede descartarse. El eje bolivariano liderado por Hugo Chávez promovió esta alternativa desde el primer minuto, incluso antes de tener alguna evidencia, porque su programa es polarizar contra la "oligarquía" y EEUU. Correa hace lo mismopara confrontar internamente, como un modo de fortalecerse.

En cualquier caso, una rebelión de agentes armados del Estado que secuestran nada menos que al presidente es un acto gravísimo, que debe generar alerta general, como efectivamente hubo en todo el continente. Ahora debe hacerse una investigación a fondo y darse una sanción ejemplar a los insurrectos.

Pero la pura facticidad nunca puede dejarse de lado en función de hipótesis a priori. Y al ir a ver los hechos, se juntan dos elementos explosivos que alejan la tesis de un golpe de la derecha: por un lado, una tropa policial acuartelada y en rebeldía por recortes de sus beneficios y privilegios. Eran policías rasos, gente sin formación, ni política ni de otro tipo, sin registro de la gravedad de lo que hacían. El otro elemento fatal fue la conducta del propio Correa, quien en una imprudencia propia de su carácter fuerte se presentó en el cuartel rebelde y les dio un reto a los policías. Los uniformados reaccionaron con el demencial secuestro del presidente.

Analistas locales críticos de Correa, como Martín Pallares, de El Comercio de Quito, desechan de plano la hipótesis golpista (para que haya un intengo de golpe debe existir un "intento manifiesto de derrocar al presidente para reemplazarlo por alguien"), mientras otros recuerdan el modo unilateral de manejar la agenda parlamentaria de Correa, que veta todo lo que no le gusta, y amenaza incluso con disolver la Asamblea.

Por otro lado, un dato clave que muy pocos registran es la actitud durante la crisis del poderoso movimiento indígena ecuatoriano. Este sector fue clave en el caótico proceso político que llevó al poder a Correa, derrocando en el camino a dos presidentes constitucionales (Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez), pero hoy está distanciado del mandatario. Los líderes indigenistas no dudaron en apoyar a los policías rebeldes y en reclamar la renuncia de Correa. Parece claro que, de haberse detectado un serio conato de golpe de la derecha, hubieran cerrado filas con su ex aliado, más allá de sus actuales diferencias.