martes, 26 de abril de 2011

2013: se casan Cristina y Boudou

Año 2013. Confirmado: Cristina y Boudou se casan. Por algún milagro, la economía no se fue al tacho y la relación entre los dos se ha consolidado. A mediados de año "formalizaron" y se hizo la boda. Gran joda en Olivos. Máximo y Florencia, contentos, a los besos con los novios. Aníbal circula entre las mesas repartiendo chistes verdes. Hace rato que ya no es ministro ni jefe de Gabinete: ahora es director. En el grupo Clarín. El grupo arregló después de la reelección de Ella. Y ahora se viene el régimen K-B. B por Boudou, claro. El, el nuevo El, Boudou, ya es fija que va de candidato en 2015. La relación, parece, empezó después (¿?) de la partida de El (Néstor). Ella vestía siempre de negro, como se recordará. La favorecía en las encuestas, y de paso la hacía verse más delgada. Amado, que le llevaba informes, se convirtió en miembro del círculo íntimo de Olivos. De los pocos ministros que tenía la entrada franca a la Quinta. "Es el más amado", sugerían, sibilinos, algunos columnistas ya en abril de 2011. Poco antes que Ella arrasara en la primera vuelta, cuando venció fácilmente a Ricardito, Lilita y Cía. Fue un paseo. Era tan cantada la victoria que 6,7,8 transmitió en vivo desde la calle. "Mauricio", que como recordarán se había bajado de la presidencial, perdió en La Ciudad ante Pino. Mauricio echó entones al ecuatoriano Durán Barba _ se volvió a su país con una montaña de dólares_ y se fue a vivir al campo con la turca Awada. Antes de partir cerró el PRO. Gaby Michetti puso una ONG que ayuda a chicos desnutridos o algo así. Lilita, lo de siempre: una temporada en La Posada del Quenti y queda como nueva. Ahí anda, con la Pato Bullrich y su pelotón de diputadas. Ricardito está entero: consiguió lo que buscaba, o sea, ser el líder de la oposición. Bah, oposición: es apenas una manera de decir, se entiende. Un club de amigos que se reúne en el Congreso. Total, el Estado paga la cuenta.

lunes, 25 de abril de 2011

Priización, no chavización

Bonvecchi sugiere una priización del gobierno K en materia económica:


Nadie me va a creer, pero estaba escribiendo un post que todavía no publiqué en el que digo que la radicalización K no es chavización, sino más bien priización. Claro que Bonvecchi tiene mucho mayor fundamento de historia económica, yo apenas tuve una intuición.

sábado, 23 de abril de 2011

Radicalización sí, pero con buena caja

No hay radicalización kirchnerista sin caja de por medio. El objetivo mediato de la movida
de la Ansés sería, cuándo no, una sustanciosa caja:



Asunto que debería determinar buena parte de la agenda futura. Además, a CFK el enorme déficit de AA no le debe gustar nada, menos con el caos que genera esa empresa en Ezeiza y Aeroparque cada dos por tres para deleite de TN. Enviar a gente de La Cámpora, o sea, como Recalde Jr., a Techint y otras empresas privadas es entonces una suerte de doble amenaza. No sólo les mete un director, les manda gente capaz de un nivel insuperable de mala gestión. A su vez, el barril sin fondo de AA, pero también Aguas, Correos, y varias otras renacionalizadas y de pésima gestión pueden obrar de advertencia moderadora a la hora pensar alegremente en nacionalizaciones futuras. Habrá que ver qué lado de la doble personalidad prevalece en CFK y en su entorno de influyentes.
Se puede concluir muy provisoriamente que la radicalización K sigue guiada por esa sed de fondos frescos que tan bien caracterizaba al finado Néstor, ese improbable prócer construido por la propaganda estatal. Afán dinerario que marcaría el límite a la tan mentada radicalización. Es que para ordeñar a la vaca con provecho y por mucho tiempo hay que asegurarse que el animalito esté sano y coma bien. Hay cierto derecho a sospechar que este seguirá siendo el límite infranqueable del kirchnerismo. Aunque por sí solo este esquema de una economía de mercado como vaca para ordeñar ya es más que suficiente para espantar al más valiente de los inversores.

miércoles, 20 de abril de 2011

El planteo de Macri y una futura emergencia democrática en Argentina

El debate político argentino será en los próximos meses: ¿todos juntos contra CFK para que no arme un régimen autoritario, o simplemente cada uno con su identidad (centroderechistas con centroderechistas y centroizquierdistas con ídem) y si se pierde, mala suerte? La primera opción es la que planteó (muy mal) Macri, la segunda, la de Binner y el socialismo y gran parte del radicalismo. Alfonsín propone un mix muy particular. Sí voy con De Narváez, no con Macri, que está más allá de la línea límite: ¿porqué no lo está De Narváez?
Hay que interrogarse sobre la cuestión de fondo que esta discusión plantea. No se trata de visiones o necesidades tácticas mezquinas de cada grupo, como han martillado, no sólo Macri, sino muchos medios que están entrando en estado de histeria ante el aproximarse de las elecciones (ej: Morales Solá en Nación del domingo).
Una coalición amplia con 5 o 6 puntos básicos de acuerdo como propuso Macri sólo se justifica ante una emergencia democrática: a su modo, los PJK que tildan todo atisbo de coalición opositora de Alianza o de Unión Democrática, tienen razón. Aunque sólo en el 55 había una grave emergencia democrática. Como era rutina en esa época, la sociedad civil llamó a los militares, cometiendo un error histórico gravísimo que se pagó y se paga aún hoy. En el 99-2001, la Alianza, que nació débil, estalló a las primeras tensiones de la gestión. Menem, además, no planteaba una emergencia democrática, más allá de sus afanes de poder obvios.
Ahora, en 2011/15, ¿una coalición heterogénea como la que plantea Macri detrás de su candidatura, lo hará mejor, teniendo en cuenta las tensiones socioeconómicas que herederá de la era K? Enumeremos algunas: inflación, gremialismo con superpoderes, puja distributiva desatada, retraso del tipo de cambio, aislamiento financiero internacional, y un kirchnerismo que en la oposición actuará con la misma brutalidad de siempre (el kirchnerismo no se disolverá en el PJ como pasó con el menemismo). Resulta difícil ver a Macri y a su limitado grupo de confianza, su mesa chica, lidiando con éxito con estos asuntos y a la vez manteniendo intacta una coalición heterogénea. En el otro platillo de la balanza habría que poner todo el apoyo que recibirá del establishment.
Pero antes que estas cuestiones de método está la cuestión de fondo. Para responderle que sí a Macri (pero no en el modo y estilo que él quiso imponer) hay que considerar que en Argentina hay una emergencia democrática, o que se está en camino de tenerla. ¿La hay o la puede haber? Bien, acá es cuando la biblioteca se divide en dos, dirían los abogados. Hay rasgos hegemónicos en el kirchnerismo desde el 2005, como mínimo. Y desde la muerte de El se ha acelerado la radicalización, como es de conocimiento general. Y un triunfo en octubre, más aún en primera vuelta, sería interpretado por los Gurkas que acompañan a CFK como una ratificación popular de esas opciones radicales. Ante una victoria neta, se pueden dar por seguras nacionalizaciones de varios sectores; la profundización de la ley de medios y el derribo definitivo del Grupo Clarín, que sería dividido en varios subgrupos, lógicamente sumisos a los mandatos del gobierno (tal vez quedaría como único núcleo mediático insumiso el propio diario); el adoctrinamiento a través del sistema educativo se profundizaría, así como la saturación de la blogósfera y de internet en general. La oposición se vería hostigada de mil maneras, y habría una purga en la Justicia de magistrados rebeldes. El "modelo" Indec-Moreno se generalizaría en la administración pública. En suma, si no sería una emergencia democrática admitamos que se le parecería bastante. El planteo de Macri conecta así de manera inopinada con el debate académico y periodístico de estos días sobre el hegemonismo k y su construcción de sentido común. En cualquier caso y desde el lugar que sea, parece válida la respuesta: hoy no hay emergencia democrática, pero ciertamente la habrá si CFK es reelecta y profundiza la radicalización que se ha visto en estos últimos meses.

domingo, 17 de abril de 2011

Sobre hegemonía y conquista del sentido común por el kirchnerismo: hoy y ayer

Raquel San Martín, hoy en Enfoques de La Nación:

Este Servidor en este blog hace ya unos años:

http://bitacoraliberal.blogspot.com/2009/10/la-peor-herencia-k-una-sociedad-civil.html

En algún lado escribí algo más sobre la construcción del sentido común progresista K, pero no lo encuentro.

martes, 12 de abril de 2011

Perú: la sordera de las élites

La noche del domingo, mientras esperaba los resultados del Perú tomando mate cocido, solo en el medio de la Redacción, escribí esta columna, que tiene sus problemitas de tiempo y espacio, pero bueno, ahi va:



Mientras en el Perú cundía al inicio de esta semana el desconcierto, al llegar los primeros sondeos que daban a Humala y Keiko Fujimori como ganadores de la primera vuelta, el banco de inversión Credit Suisse anunció que el crecimiento económico del país andino durante el primer trimestre de 2011 fue del 9 por ciento. Credit Suisse agregó que la inflación anual está en un mero 2,7 por ciento.

Perú ha acostumbrado a la región a estos números sobresalientes de su economía. Pero si después de 5 años continuados de esta performance, el presidente Alan García y su partido Apra no pueden presentar un candidato presidencial, y si dos populistas, uno de derecha y otro de izquierda, dejan atrás a los postulantes que proclaman la continuidad con esa política económica, es obvio que con el crecimiento a "tasas chinas" no alcanza, como ya se probó con Alejandro Toledo en 2001/06. Las élites peruanas, pese a tantos años de preaviso, no registraron el problema. Lo mejor que se les ocurrió ahora fue el "Gringo" Kuczynski, un ex ejecutivo de Wall Street formado en Oxford. Pero el holgado primer puesto de Humala hace imposible seguir negando, como se hizo durante estos años, que no existe en el Perú un consenso consolidado sobre la economía de mercado como necesaria y suficiente, o sobre los instrumentos para paliar la desigualdad. Aunque en la 2ª vuelta del 5 de junio Humala "debería" perder ante la unificación del resto del electorado detrás de Keiko Fujimori (dando por buenos los conteos rápidos privados), esto resulta dudoso, dado el rechazo que causa el fujimorismo en los sectores medios. Habrá que ver ahora para dónde apuntan sus miedos.

Pero es claro que la desigualdad extrema que persiste en el Perú está detrás de esta crisis del sistema político. Humberto Campodónico, en el diario La República, apuntaba con datos oficiales que en 1991 la renta mínima vital cubría el 74 por ciento de la canasta básica familiar, mientras en 2009 sólo alcanzaba al 46 por ciento. Los movimientos populistas siempre se asientan en la pobreza estructural, que conlleva la falta de herramientas que le den al ciudadano capacidad de análisis y filtro crítico. Humala arrasó en regiones rurales atrasadas, como Ayacucho, cuna de Sendero Luminoso. Keiko cosechó en la periferia limeña. La ramplonería de la campaña de primera vuelta por parte de todos los candidatos apuntaba justamente a ese target, sin pudor alguno. Pero queda claro que algunos dan en el blanco mucho mejor que otros. El líder populista no se improvisa.

La figura de Humala, el militar rebelde que viene al encuentro de su pueblo como un redentor, parece ser la más exitosa en esto de recaudar consensos entre "los más humildes". Si bien con particularidades nacionales muy obvias, el patrón se repite en estos años 2000 latinoamericanos: Chávez en Venezuela, Lucio Gutiérrez (efímeramente) en Ecuador, Humala en el Perú. Este demostró ayer que sabe alcanzar a ese vasto sector de la población que ve pasar los años sin que le llegue el "derrame" tantas veces prometido por las cerradas élites de Lima.

domingo, 3 de abril de 2011

Seducida por el consumo, la clase media vuelve a votar K, pero ya se prepara a un futuro desencanto

Enigma 2011: ¿no era que sin la clase media no se podía ganar y que había abandonado definitivamente a los K? Es obvio entonces que hoy la clase media esta "votando" a CFK en todas las encuestas. Si no, no mediría como mide, la señora presidenta. Un misterio que los columnistas esquivan, o no se plantean. ¿Se radicalizó de pronto la middle class argenta, tan café con leche ella, tan ni fu ni fa? No parece. Es evidente que vota por descarte, por falta de opciones. Pero sobre todo porque la economía tira, porque este año la familia se fue de vacaciones a Gesell y se compró finalmente el soñado LCD en cuotas. La billetera, parece, le gana a la inflación, por ahora al menos. Habrá que ver más adelante, cuando el "modelo" haga agua por su sobre-ofertismo, la emisión de locos, el atraso cambiario y la falta de inversión, todo eso junto y algo más también. Ese menú en algún momento futuro tiene que producir una revulsión económica, ergo política. Pero no por ahora.
Entonces, hay voto de clase media para CFK, pese a su radicalización de la boca para afuera, pese a la Bonafini, pese a Moyano. El bolsillo manda: y dice que los empleados en blanco con buenos convenios de trabajo, este año _ojo, no antes_ han ganado en salario real (ver el trabajo que cita Scibona en La Nación del domingo). Súmese al sector de cuentapropistas más o menos prósperos, de comerciantes idem y profesionales idem. Ese universo, todo sumado: empleados bancarios y similares; comerciantes promedio; abogado/médico con una carrera más o menos lograda; bueno, todo eso da la "clase media argentina" que todos conocemos y a la que pertenecemos. Y en ese mundo se está "votando" a CFK en los sondeos. Sin decirlo a los gritos, sin militar el voto de octubre (salvo ese reducido pero activo sector que también todos conocemos bien: ¿quién no tiene un amigo K?), renuente, pero en fin, ahí está el "sí" en los sondeos de Poliarquía (que La Nación no publica hace rato), de Aurelio, de Management & Fit, etc.
Un apoyo vergonzante que puede ir tiñéndose de cierto ideologismo lavado con el paso de los meses, cuando se haga demasiado evidente el propio voto, a lo que ayudará cierta crisis que evidencia el cada día más reducido sector de medios independientes. Hay, efectivamente, cierta fatiga de guerra en Nación, Clarín, etc. Pero además la clase media argentina, como se sabe, es veleidosa, y quiere creer que votará por convicción, no por billetera. En algún momento de acá a octubre saldrá del closet esa señora que en 2008 simpatizó con el campo, pero sin llegar a revolear la cacerola; ese señor con algunas lecturas que de pronto descubrió las bondades de la "causa nacional", bien salpimentada con visitas al shopping noventista. Ni hablar del joven treinteañero, que se sabe de memoria el decálogo de la corrección política, casi tanto como el repertorio de esa trilogía del consumismo capitalista que es fútbol-cerveza-autos. Todo ese mundo está haciendo ganar a CFK. Y es ese mismo mundo el que a la primera crisis le dará la espalda, volverá a comprar Clarín y se explicará a si misma que el entorno de La Cámpora y Moyano hicieron despistar a Cristina, pobre tan bien que venía. O, al contrario, que fueron el FMI y los poderes económicos concentrados, como le pasó al finado Alfonsín en 1989. Como sea, llegará el momento del adiós, del segundo adiós a Cristina, después de aquel de 2008 inspirado en la figura campera del hoy totalmente olvidado Angeli. Pero no será ahora, no en octubre. Las proyecciones económicas que acá se imaginan indican que este futuro trauma colectivo ocurrirá en algún momento entre 2012 y 2013, cuando la falopa inyectada al sistema económico por Mercedes y Amado, junto con las severas paparruchadas de Moreno, sumadas a las exigencias cegetistas y de los industriales que aman la ganancia cautiva y segura, no den para más. Y ahí sí, la clase media se mirará al espejo una vez más y se dirá que con esta señora nada que ver, que no sé quién la votó, quién la puso.