martes, 25 de mayo de 2010

El Bicentenario K, o la historiografía Nac&Pop como ideología de Estado

Al lector: estuve trabajando hasta recién en este texto. Igual no quedó prolijo y es demasiado largo, con reiteraciones innecesarias, ideas que se retoman, etc. Pero bueno, aquí dejo. Si alguien decide, con generosidad infinita y arbitraria, publicarlo, le pido encarecidamente que le pegue una contundente podada. Gracias mil.


El Bicentenario K fue la consagración, o la pretensión de consagración, de la ideología Nac. y Pop. como ideología oficial del Estado. Esto se vio muy claramente en ese Billiken Multimedia presentado en la Casa Rosada, con los presidentes regionales haciendo de claque. Después vino el chapucero y pueril desfile de carrozas alegóricas, que gustó sin embargo unánimemente en los medios más calificados.
Más allá del anecdotario, que sin embargo mucho dice del asunto, es claro que este Bicentenario es el producto ideológico de consumo masivo de un "gobierno popular" que es francamente impopular, pero que cuenta con una buena coyuntura macroeconómica que le permite cierto margen de recuperación con vistas al crucial 2011. En ese marco entra lo que se vio por TV, la retórica N&P llevada a su clímax de masividad. Entre los millones que _dicen _ estuvieron en las calles porteñas, esa ideología, que no es mayoritaria, recoge empero una cierta simpatía difusa. "Que no nos vendan que hace 100 años estábamos mejor", dijo Cristina en uno de sus sermones. Un punto muy importante en la puja por instalar una nueva doxa historiográfica-mediática: aquel Centenario era el de la oligarquía, éste es el verdaderamente popular. Este despliegue billikinesco-multimedia puede, no lograr aún esa instalación mayoritaria, pese a siete años de trabajo gramsciano en los medios y en la educación, pero posee buena "penetración", como diría un publicista. Cuenta a sus espaldas con una larga tradición que se remonta a los radicales de Forja, lo que indica que tiene un suelo fértil donde "prender".
Sucede que Argentina es un país con un pie en el Tercer mundo profundo y otro, no en el Primer Mundo, pero sí en ese lote de países que se le parecen mucho por su perfil social, cultural y político. Así, Argentina no llega a constituir las mayorías tercermundistas y antioccidentales que se pueden conformar en Venezuela o en Bolivia, o, fuera de la región, en Irán y el resto del mundo musulmán. Mientras en Irán y en Venezuela las clases medias educadas son una neta minoría, aunque influyente, en Argentina este sector social es mayoritario, o al menos es claramente definitorio, como se comprobó durante el conflicto del campo. Y la clase media define, inclina la balanza del conflicto político, en sentido opuesto a la tendencia populista-tercermundista. Sin la clase media "no se puede", constataron entonces los Kirchner. Los actos del Bicentenario se deberían interpretar en esta perspectiva. Fueron la parte más mediática y espectacular de un intento de largo plazo de romper ese rol político definitorio, "conservador", de las clases medias argentinas. Todo es parte del mismo conflicto y la misma lectura, que hoy motoriza el conflicto mortal con los medios de comunicación privados. Porque pese a la experiencia de 2008-09 y como respuesta a esas derrotas, los Kirchner igual tratan de "ir por ahí", como indica este despliegue de historiografía revisionista hecha espectáculo multimedia, con Evo y Chávez en primera fila. El costosísimo show de dos días fue entonces un intento de captación masiva de voluntades, y parte de un operativo político, mediático y cultural más amplio, que trata de revisar y revertir el cuadro que derivó en aquellas derrotas de 2008 y 2009. Así, el show fue, o intentó ser, un mojón, un punto firme en la tarea de recuperación del poder K con vistas al 2011.
Este conjunto de actos del Bicentenario fue además la presentación en sociedad del discurso que durante estos años circuló en forma mucho más restringida, aunque haya sido el del gobierno. Se pasó (eso sí, momentáneamente), del nivel de público de Canal 7 y de su programa 6,7,8 a juntar un par de millones de personas en las calles, más una televisación que tuvo una gran audiencia. Por supuesto, no es que todos "compren" lo que miraron en la tele o en la calle, pero sí pareció darse un paso adelante en la masificación de ese discurso y de esa historiografía hacia el soñado lugar de la doxa predominante. Otros pasos se han dado en estos años en ese sentido: fuera del restringido alcance de Canal Encuentro, ahí está el caso del popular divulgador Felipe Pigna. Y además "todo suma", tanto en el campo de la batalla cultural como en el propiamente político-electoral. Algún puntito habré subido en los sondeos, pensará Néstor en Olivos. Un paso adelante en la vulgarización-instalación de nuestra visión facciosa de la historia nacional se dio en estos días, comentará tal vez Tristán Bauer, comparando la masividad de la noche del 25 con la minúscula audiencia del profesor Feinmann.
Pero, intentado una visión de conjunto, esto fue la respuesta, o parte de la respuesta, de los Kirchner a aquellos dos bofetazos que les propinó la clase media apoyando masivamente al campo en 2008 y derrotándolos en las elecciones de 2009. Se está en un intento de cambiar el paisaje político que generaron esas dos derrotas, en lugar de hacer, como haría un político tradicional, una corrección del rumbo para captar ese voto que no se tiene o que se fue. Pero los Kirchner no son políticos tradicionales, representan a un peronismo radicalizado en serio. Como se ha visto en estos dos años, son setentistas de verdad, coherentes con esa procedencia autoritaria y antiliberal. Y lo serán aún más si ganan en 2011, que no queden dudas. Un punto este, el de cómo sería un Néstor Kirchner presidente 2011, que debería analizarse más en detalle, para balancear seriamente qué es lo que está en juego en todo esto.
Y lo que está en juego en la actual puja política es si la Argentina seguirá siendo un país de aquella categoría híbrida entre Tercer y Primer mundo, con una clase media predominante que dirime en favor del lado "occidental" de nuestra sociedad y de nuestro sistema político, o si existe una vía de transición, de pasaje, hacia esos otros escenarios políticos y sociales que Venezuela ejemplifica cabalmente. Este es el "sueño" de Néstor y de Carta Abierta, de los sectores de izquierda dura, peronista y no peronista, que apoyan con furia a este gobierno.
Creo que este intento de ruptura radical y hacia adelante finalmente no resultará y los K serán derrotados en 2011, casi seguramente por el peronismo tradicional. Pero también creo que la próxima vez, la próxima reencarnación del peronismo radicalizado, sí tendrá éxito pleno, finalmente. Por la simple razón, varias veces apuntada aquí, de la demografía diferencial de las clases sociales argentinas. La opción para que esto no ocurra es que se consolide un fuerte conservadurismo popular, como de hecho es el peronismo no-K, el Peronismo Federal de Solá, Reuteman, Duhalde. Porque, ¿qué es este peronismo de centroderecha anti-K si no una política que sostiene aceptablemente bien a las instituciones y a la vez hace clientelismo sobre aquellas clases más numerosas, sin olvidar un buen grado de racionalidad económica? Parece que en el futuro habrá que elegir entre "eso" y "esto", entre un peronismo radicalizado y autoritario y uno más educado, democrático y racional pero, peronismo al fin, igualmente manipulador y clientelar.


domingo, 23 de mayo de 2010

"Esto es Central": 3 a 0 y a la B

"Esto es Central". La frase se hizo célebre en Rosario y pertenece a Miguel Angel Russo. Uno de los varios "próceres" que se fabricó la hinchada de Central, la más fácil de engañar de la Argentina. Siempre comprando buzones, pobres canallas. Estos tipos le sacaron millones a Central y le vendieron al hincha que llevaban la camiseta en el alma. El caso de Lucho Figueroa, que vino desde Italia a "ponerle el hombro" a Central. Hizo 4 goles en todo el campeonato a cambio de 1,2 millones de dólares. Todavía le deben algo así como dos millones, si pretenden rescindirle el contrato. Pero, hace un año, ¿qué canalla no jodía para que volviera el ídolo Figueroa? El Vasco hizo demagogia, claro, pero solamente siguió la corriente de la platea canalla. De nuevo: la falsa mística de "esto es Central". La frase tribunera del multimillonario Russo. Un falso ídolo canalla: porque no es canalla, es de Estudiantes, giles, y cualquiera lo sabe. Cualquiera que no quiera creer cualquier cosa, claro. Que no quiera comprar buzones pintados a rayas. Pero a ustedes se los compró con la frase "Esto es Central". Y les sacó una montaña de plata a cambio de nada. Otro ejemplo: el Chacho Coudet, el que decía que era canalla de alma, que se hacía el gesto de las rayas cuando hacía un gol en River. Eligió este año ir a Colón, en lugar de venir a Central para ayudar a que no descendiera. Y podríamos seguir enumerando falsos ídolos canallas por un buen rato.
Pero aquí vale el contra-ejemplo pedagógico de Ñuls: sacó a López con gente que verdaderamente es de Ñuls, como Sensini, que puso mucha de plata para colaborar con la oposición en la expulsión de López y ahora dirige sin pedir un peso, todo lo contario. Y los ejemplos son muchos: Dezzotti, el Loco Bielsa, Theiler y casi todo el equipo campeón con Yudica y con el Loco, que realmente pusieron el hombro para rajarlo al mafioso de barba. Y ahora hay una dirigencia que, sin ser nada excepcional, mostró olfato para detectar talentos y sacarle agua a las piedras, para hacer un equipo competitivo sin gastar plata. El Vasco, que es un cadáver político y social, recuperó las finanzas del club, aumentó el patrimonio edilicio, etc. Pero en lo futbolístico fue un desastre, y cada uno de los desastres, como el de Figueroa, era un paso hacia el cadalso del descenso. Y el Nacional B no es fácil, primitos. Hoy, después del 3 a 0, muchos soñaban: vamos con una nueva dirigencia, con un equipo nuevo, ganamos como cuando descendimos en el 84 y volvemos. ¿Con cuáles dirigentes, muchachos? ¿Con el ingeniero Joaquín, que ya salió a recorrer los micrófonos? ¿Saben aquello de la EPE en los 80, no? Todo el mundo lo sabe en Rosario. Y ya no estamos en los 80, hoy no es fácil volver de la B: miren a Belgrano, a Talleres, miren los años que le costó subir a Quilmes. Siempre hay excepciones, eso sí: All Boys, por ejemplo, se encontró con un pésimo equipo, Central, y pasó de ser 4o. en el Nacional B a subir a la Primera.
Y como me apuntaba mi hijo, 100% leproso: a mediano plazo, este descenso ahonda la caída de popularidad de Central. Ya no es mayoritario en Rosario, como lo era hace 20-30 años. Desde la era Bielsa Ñuls lo empardó, y ahora lo está superando. Si Central se queda atascado unos años en el Nacional B, este proceso se profundizará. Es simple: los chicos no quieren ser hinchas de un equipo "de la B", de uno que no sale campeón desde aquel lejano 1985. Sobre todo si tienen en la ciudad a un equipo exitoso, grande de verdad: Ñuls. Porque ahora quedó claro que en Rosario hay un solo equipo grande. Ah: Argentino de Rosario se fue este fin de semana a la D. Y Central Córdoba se fue a la C. Así que Central no está solo en esto de descender. Fuerza, primitos. Y buena suerte en ese exótico torneo en el que juegan equipos tales como Defensa y Justicia, Boca Unidos, Deportivo Merlo, Platense, etc. Entretanto, Ñuls parece que se trae a Rodrigo López, un excelente delantero de Vélez. Ñuls quiere formar un equipo numeroso para pelear la Sudamericana y el campeonato a la vez. Por esas fechas, Central estará haciendo sus primeras experiencias en el duro Nacional B. Está claro: cada uno en su nivel, primos. Acostúmbrense, porque va a ser así por mucho, mucho tiempo. A lo mejor, para siempre.

martes, 11 de mayo de 2010

ZP sufre la crisis del modelo social europeo

El domingo a la noche, o ya cuando era la madrugada del lunes, salió con fórceps el fondo de rescate europeo por 750 mil millones de euros en Bruselas. Apenas horas después, el mismo Ecofin que había parido el rescate apretó a España: el recorte de 0,5% de PBI en 2010 y de 1% en 2011 presentado poco antes no es suficiente, le dijeron a la ministra Salgado. POr esos mismos momentos, Cristina sermoneaba desde alguno de sus atriles contra "el plan del FMI para Grecia", aprovechando tal vez la ola de artículos en la prensa mundial que hicieron el paralelo con la Argentina del 2001. (Lejos, el mejor de estos paralelos lo leí en Nación. Es de Ferreres. Resalta cómo se vuelve insostenible un sistema con tipo de cambio fijo, aún cuando imponga límites a la emisión, si permite aumentar el gasto público mediante emisión de deuda, como hicieron tanto la Argentina del 1 a 1 como Grecia bajo el euro. Recuerda que Argentina empezó la convertibilidad con un gasto de 28 mil millones de dólares-pesos en el 91 y llegó a 96 mil millones en 2001. Una locura, que el Mingo soslaya en su último libro, o de la que culpa a su sucesor, Roque. En cuanto a Grecia, el límite a la emisión de moneda comenzó a romperse este mismo lunes, cuando el Central Europeo aceptó emitir euros a cambio de bonos de deuda griega, o española, o de los otros Pigs. Nunca lo había hecho).
Un momento de esos que quedan en la memoria: Obama llama el lunes a Zp y le dice que hay que calmar a los mercados. Un progre le dice a otro que sea más ortodoxo, que recorte más. Horas después Zp comparece en el Parlamento y anuncia un ajuste que para los españoles no tiene parangones en la historia de la democracia reciente. El hombre del optimismo eterno anuncia que se terminó el cheque bebé por 2500 euros, recorta el sueldo a los "funcionarios", se ve obligado a decirle a la sociedad española que está ahí para ajustarle el cinturón, que no queda otra. El diario financiero Expansión, después de alabar el recorte, advierte que tendrá efectos recesivos: "Quedan por recortar otros 30.000 millones, a lo que hay que sumar el exiguo crecimiento esperado para el próximo año, como admitió Zapatero, como consecuencia del ajuste. El fuerte tijeretazo que ha recibido la inversión pública no será inocuo para la recuperación. El pobre crecimiento esperado para 2011 retraerá la recaudación y mantendrá el paro en torno al 20%, y eso cuesta 40.000 millones al año".
El punto de fondo de todo esto es que está en crisis el modelo social europeo. Si en el 2008 se puso en el banquillo al capitalismo de Wall Street, sería coherente hacerlo ahora con el modelo europeo, con el Estado de Bienestar. Sin embargo, muchos en Argentina hacen lo opuesto, como Cristina. Aprovechan la crisis griega y del euro para sermonear contra las maldades ortodoxas del FMI, y hasta incluso reinvindican de esa forma el modelo que está en profunda crisis. Por ej., en un diario santafesino se escribió este domingo: "Las locomotoras europeas volvieron a aplicar en este caso el doble estándar. Zafaron de sus propias recesiones sacando a Keynes de la biblioteca y aplicando planes de estímulo de dimensiones asiáticas, pero le reservaron a su periferia el ricino del ajuste espartano. Los plomeros y carpinteros alemanes estarán a salvo y, luego de dos años de revisionismo, el neoliberalismo estará vengado. ¿Será así?" Como se ve, la misma realidad se puede modelar al gusto de cada uno. Este párrafo es multiplemente falaz, aún dejando de lado la montaña de euros que Alemania ya había puesto para Grecia la semana anterior, y la aún mayor que pondrá ahora para los clientes del nuevo fondo de rescate. Pues no sólo Alemania y Cia. "sacaron a Keynes de la biblioteca" en la crisis, sino que todos lo hicieron, por cierto que Grecia y España más que los alemanes, de ahí sus disparados déficit de 2009. El ricino llega porque durante décadas se abusó de la billetera europea. Y llega no sólo a los países periféficos: habrá ajuste en Gran Bretaña, anunciado por Cameron, en Holanda, en Francia, etc. Alemania no, o no tanto, es cierto: por ahora no hará recortes, y se archivó un aumento de impuestos. Nada casualmente Alemania es la economía europea más abierta, la más exportadora, como se sabe. Por lo demás, la economía europea es estructuralmente keynesiana, cualquiera que la haya estudiado un poco lo nota. No es que hay un centro rico que recurre a Keynes en las crisis y una periferia pobre sometida al FMI. Y este carácter estructuralmente keynesiano, o sea, pro-grasto, es justamente el problema ahora. Esta tendencia estructural al gasto ha creado la actual crisis. La historia se remonta a mucho antes del euro, pero se puede comenzar cuando se establecen las normas de Maastricht, con los famosos umbrales de 3% del PBI de déficit y 60% para la deuda. No se cumplieron casi nunca en estos años, y ni hablar de 2008 para acá. La crisis de 2008 dejará como herencia, y no solamente en Europa, unos déficit enormes, que se reflejan en el crecimiento de las deudas públicas, que ya eran demasiado grandes antes de la crisis. EEUU sufre el mismo problema. Así que habrá que interrogarse sobre las bondades del esquema keynesiano más allá del modelo social europeo. Suple la caída de demanda privada en las recesiones, sí, pero después deja un problema de largo plazo, como se ve desde EEUU a Grecia. Volvamos a la crisis del modelo social europeo: entre los rubros de gasto que más se han disparado en España figura el seguro de desempleo. Es lógico, si el "paro" está en el 20% y parece que se quedará ahí por largo tiempo. En España hay un fuerte debate sobre la flexibilización laboral. Los sindicatos se oponen con el argumento de no crear más desempleo, dado que los empresarios quieren abaratar el despido. En lo inmediato, tienen razón. Pero hay que preguntarse cómo es que un modelo que pretender proteger el empleo ha creado el más alto desempleo de Europa.
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Por lo demás, en España como en tantos otros países europeos, para responder a la globalización desde los 90 se ha creado un doble estandard laboral: están los empleados efectivos, hipergarantizados, y los eternos contratados, los mileuristas, que muchas veces son 500euristas. De manera que los sindicatos protegen a una elite laboral. Una situación muy parecida a la de Argentina, donde tenemos un 35-40% de la fuerza laboral garantizada con convenios de los años 50 y sindicatos que se fortalecieron muchísimo bajo el gobierno K, y una mayoría desprotegida, que trabaja en negro por sueldos misérrimos. Los que parlotean del "modelo" K olvidan este detalle: el bendito modelo se asienta en unos sueldos reales bajísimos, de 2 a 3 mil pesos promedio, y a veces menos que eso. Con ese 45% en negro "cierra" el modelo productivo K, si a este sector se le pagara como al 35-40% sindicalizado no aguantaría. Queda un 20%: estimo que se trata de desempleados crónicos y, sobre todo, de marginales con "planes" K. Por supuesto, son números que hago a ojo, no estadísticas serias. Pero, por ej, Artemio da números parecidos en una de sus últimas columnas. Así que Argentina repite en versión tercermundista el mismo problema que España, o Italia, o Francia, tienen en versión desarrollada. En los dos casos, salta a la vista un sistema laboral rígido y anticuado, que no puede seguir el paso de la globalización liderada por Asia y su hiperflexiblización.



miércoles, 5 de mayo de 2010

Martínez de Hoz: revisitando la historia económica

Martínez de Hoz (MdeH) fue preso. El episodio cuadra a la perfección con los diseños de Néstor. En la construcción retórica del kircherismo, que es lo mismo que decir de la izquierda nacionalista, la prisión para MdeH es una pieza central. El fue "el jefe civil de la dictadura terrorista", apostrofó Eduardo Luis Duhalde. El gobierno K ha logrado constituir como lugar común que la dictadura del Proceso y MdeH, los desaparecidos y la política económica del habitante del Cavanagh, eran las dos caras necesarias de la misma moneda. La desindustrialización de la Argentina fue ordenada por los poderes del capital internacional para someter al país al esquema de la división internacional del trabajo. Se reprimió y asesinó a los militantes del campo popular con el terrorismo de Estado para poder implementar el plan económico de MdeH. Ante la casi hegemonía de este relato es bueno ir a los libros. Ahí está, por caso, "El ciclo de la ilusión y el desencanto", de Gerchunoff y Luchas Llach. Es del 98, aunque desde entonces ha tenido varias reediciones. Los autores son insopechables de sufrir inclinaciones monetaristas u ortodoxas, menos aún de tener simpatías por una dictadura militar, así que su lectura es particularmente útil. En la pág. 349 recuerdan que marzo del 76 fue el primer mes en la historia económica argentina que registró hiperinflación: más del 50%. Se hace luego un articulado panorama del debate teórico de la época, de cómo el keynesianismo terminaba su hegemonía, ante la claudicación de la formula pleno empleo+inflación es igual a crecimiento, que ya no funcionaba más. Surgen el monetarismo y las expectativas racionales, que cuajan después en los gobiernos de Thatcher y Reagan. En la región Pinochet implanta mucho antes un modelo monetarista aparentemente exitoso (colapsará en el 82). En el plano interno, la híper estaba a las puertas, como se dijo, y el estado de hastío de la sociedad con el peronismo de Isabelita y con la violencia no podía ser mayor. Los "militantes populares" de Montoneros y ERP eran totalmente repudiados. De nuevo, hay que recordar el marco de la época para no caer o forzar el anacronismo: casi toda la sociedad por entonces legitimaba el golpe, el cuartelazo, como un expediente político regular, si no legítimo, de hecho válido. Sus propias víctimas civiles, como radicales y peronistas, se turnaban en el rol de golpear las puertas de los cuarteles, como se vio desde el 30 al 76. O sea: lo que hoy es inconcebible era un recurso político de uso frecuente. Si se niega este dato, como se hace en la retórica K, no se entiende nada. Si uno se guía por este discurso neosetentista, el golpe y la dictadura fueron una pura imposición del terror armado militar al pueblo totalmente inerme. Politológicamente esto es imposible, y se sabe hace rato: no hay régimen que funcione una semana sin un alto nivel de consenso social. Esto vale también para las dictaduras, también para Videla, que lograba en el 76-80 el apoyo sustancial de las clases medias y altas, y de más abajo también. Es en este marco interno y externo que MdeH aplica su programa. Gerchunoff y Llach explican que, por ejemplo, la reforma financiera del 77 vino después de 30 años de intervencionismo que hacía que las tasas de interés fueran negativas y que la capacidad prestable de un banco no dependiera de sus depósitos sino de las asignaciones arbitrarias del Central. "Razones de oportunidad y de convicción respaldaban a la iniciativa", comentan en página 359; y en la siguiente: "probablemente el sistema bancario formal hubiera colapsado si no se hubiera introducido una reforma en esta línea".
En cuanto a la apertura comercial y la famosa tablita, llegan como resultado de la total derrota de las políticas antiflacionarias, que fueron gradualistas en el 76, y luego monetaristas, en el 77 (con menor emisión, que no frenó la inflación pero sí causó una fuerte recesión). La tablita fue así un volantazo ante estos reiterados fracasos y no parte de un maquiavélico plan antipopular pensado fríamente en la sede de la Rural. Se anuncia la tablita en diciembre del 78, o sea, a casi tres años del golpe y de asumir MdeH. De manera que fue un segundo o tercer plan, no El Plan. Fijaba una devaluación mensual de 5% decreciente, con la idea de crear un ancla cambiaria para la inflación. También falló, y causó un fenomenal atraso cambiario: la devaluación anual era del 60% y la inflación, del 160%. Todos creemos que el período 76-81 fue una orgía de importaciones y viajes a Miami: no, eso fue al final. La tablita hizo su efecto a lo largo de 1979 y recién en 1980 hay déficit en la balanza comercial por las importaciones, la balanza comercial dio positiva en todo el período 76-79 (este último año, con récord histórico del nivel de empleo y más de 7% de crecimiento del PBI). El 80, en cambio, es el annus horribilis de MdeH y Videla: estalla la crisis bancaria (BIR, Oddone, etc) y llega la recesión por efecto de la tablita; hasta la Sociedad Rural se les pone en contra. Pero todo es más complejo aún, dado que la apertura comercial tampoco fue accidental, fue programática, aunque se fue de madre totalmente con el brutal atraso cambiario. "Resulta curioso que aunque uno de los hechos mas recordados de MdeH es la avalancha importadora, el énfasis inicial de la apertura estuvo del otro lado de la balanza de comercio" (pag 369). O sea, apertura, pero para exportar bienes agropecuarios, a los que se les quitaron las retenciones. Pero sobre las importaciones, el programa fue muy gradualista: inicialmente sólo se puso un techo de 100% a los aranceles. Mucho después, junto con la tablita, en diciembre del 78, se propone un cronograma de reducción arancelaria muy lento, con horizonte en 1984. Además, había un programa industrial automotriz, y no se tocó la promoción industrial ni los cupos de importación. O sea, no había nada extremista ni de shock en la apertura comercial en sí, en la apertura pensada o programada. Los autores recuerdan además que desde los años 30 el comercio exterior como parte del PBI había caído sistemáticamente por el aislamiento proteccionista. De nuevo, como en la reforma financiera, hacer algo en el sentido de lo hecho por MdeH se imponía después de la debacle del modelo anterior bajo Isabelita. Pero aquí también funciona en la historia oficial actual el anacronismo ex profeso. Porque el clima de época de entonces indicaba que el modelo proteccionista-keynesiano estaba agotado, y la experiencia argentina, aún más. Decir que fue una experiencia impuesta por el terrorismo de Estado y las multinacionales contra el clamor del pueblo es una falsedad, y así lo demuestran los autores. Sigamos: la tablita produce un atraso cambiario fenomenal durante 1979 y 80, sin domar a la inflación, ni mucho menos. Gerchunoff y Llach terminan la sección de su libro sin dar una explicación de las razones de la persistencia de la inflación. La encuentro en otro historiador económico, un americano, Paul H. Lewis, quien en "La crisis del capitalismo argentino" (1990) señala que en el período de MdeH "la imposibilidad de reducir el sector de las empresas del Estado y el gasto incontrolado en armamento hizo que durante el gobierno de Videla el gasto público se elevase agudamente, de un 43% de PBI en el 77 a más del 60% en el 79. A la vez, la oferta monetaria se expandió de forma alucinante" (pagina 534). No parecen números de un programa liberal, y explican muy bien la persistencia de la inflación. Recuerda Lewis que al altísimo gasto de Defensa se sumaba el de las industrias militares y de las industrias del Estado que los militares consideraban "estratégicas" y por lo tanto no privatizables, como YPF, siderúrgicas, Entel, entre muchas. En resumen: un cuadro complejo, lleno de matices, muy lejos del clisé de la historia oficial contemporánea.

PS: sobre los medios, lo políticamente correcto y el pasado. Medios como La Nación, o partidos como el de Macri, adoptan ante estos debates necesarios una postura culposa, silenciosa. En el caso del diario, están a la defensiva porque saben que les "hacen un archivo" y listo. Apoyaron el golpe, apoyaron el Proceso y apoyaron a MdeH. En el caso del macrismo, o sea, el nuevo centroderecha porteño, se desvive por no quedar en off side y así cae en el chantaje políticamente correcto todo el tiempo. Es un partido construido con demasiado marketing y casi nula cultura política, y se le nota. Y si se dejan correr continuamente por izquierda, no están en condiciones de dictar una agenda firme y clara. Y de hecho, no lo hacen nunca.

martes, 4 de mayo de 2010

Las instituciones europeas en la crisis griega: un decorado costoso

Seguimos con Grecia, esta vez desde la perspectiva de la hipertrofia de instituciones que sufre la UE y de su poca utilidad cuando las papas queman, como pasa ahora:



La "nueva" Europa del Tratado de Lisboa nació el 1º de diciembre pasado, con la creación de más instituciones y nuevos altos cargos. Entre ellos, el del "presidente" de Europa o titular del Consejo Europeo, ocupado por el hasta ese momento totalmente desconocido Herman Van Rompouy. Las comillas son realmente necesarias. A pocos meses de estrenar con toda pompa estas nuevas instituciones y cargos, que inevitablemente se solapan con otros ya existentes y que siguen existiendo, Europa se topó con la crisis griega. Casi nadie se tomó el trabajo de tener en cuenta a Van Rompouy, ni tampoco a José Durao Barroso, titular de la Comisión Europea, el imaginario Poder Ejecutivo de Europa. Todos se dedicaron a escrutar y presionar a Merkel y Sarkozy y a sus ministros. También entró en escena el indeseado FMI de Dominique Strauss-Khan, llamado en auxilio con urgencia. En suma, la enorme estructura estatal pan-europea se deja de lado cuando las papas queman, cuando hay una agenda real y exigente, como pasa ahora. Del mismo modo que, en un continente con absoluto predominio de regímenes parlamentarios, a nadie se le cruza por la cabeza consultar al Europarlamento para nada realmente crucial. Estos casos evidencian la irremediable tendencia de Europa a construir, casi compulsivamente, estructuras estatales y supraestatales costosísimas pero de nulo valor práctico. Citar esta hipertrofia europea de cargos e instituciones es hoy pertinente, porque tiene detrás una cultura que mucho se vincula con la crisis de Grecia, que es la crisis del euro. Es esa misma cultura, llevada al extremo más irresponsable, la que puso a Grecia en la situación en que está: valga de ejemplo su industria del empleo público, subvencionada en gran parte y durante décadas con fondos europeos, gracias a la falta de un serio proceso de rendición de cuentas del gasto. Se sabe ahora que Grecia no pasó un solo año desde el 2000 sin falsear sus cuentas ante la UE, pese a haber rendido con éxito el examen para entrar a la zona euro. Y ni uno de esos años la agencia europea de estadísticas, Eurostat, denunció el problema, como tampoco el Ecofin (otra institución más), ni mucho menos la CE de Barroso, que practicó una concienzuda vista gorda.

Estos malos hábitos se vuelven insostenibles cuando Europa deja, forzada por la globalización, de ser un ente autorreferencial y debe dar cuentas de su más bien exigua racionalidad económica. Falla entonces en toda la línea, y los gobiernos nacionales deben salir a salvar la situación, como han hecho ahora con Grecia.