lunes, 28 de diciembre de 2009

Bauman y la crisis subprime: anticapitalismo liviano, fácil. Consumible, bah.

Cuando era adolescente, en los 70, recuerdo el debate entre "materialismo dialéctico" y "materialismo estructural" que se dio en Francia, y que era muy seguido acá. Al menos, muy seguido en mi casa. Amorrortu publicaba breves ensayos sobre este tema, con autores como Lucien Seve, Godelier, y sobre todo, el gran Lucien Goldmann. Autor que a mi viejo, un liberal hecho y derecho, fascinaba, al punto de releerlo y recomendarnos su "El dios oculto", un librote sobre Pascal. Hoy, en cambio, la izquierda primaria y liviana tiene menos vuelo, aunque no menos ambiciones. En lugar de Marx, Hegel y sus arduos epígonos franceses, se lee, por caso, a Zygmunt Bauman. Veamos lo que dice este minipensador en la última Revista Eñe sobre la crisis subprime, bajo el título, nada equívoco, de "Del capitalismo como sistema parasito":
"...Como en todas las mutaciones anteriores del capitalismo, también esta vez el Estado asistió al establecimiento de nuevos terrenos fértiles para la explotación capitalista: fue a iniciativa del presidente Clinton que se introdujeron en los Estados Unidos las hipotecas subprime auspiciadas por el gobierno para ofrecer crédito para la compra de casas a personas que no tenían medios para reembolsar esos préstamos, y para transformar así en deudores a sectores de la población que hasta el momento habían sido inaccesibles a la explotación mediante el crédito...
La famosa predicción de Rosa Luxemburgo se cumplió una vez más: otra vez el capitalismo estuvo peligrosamente cerca del suicido al conseguir agotar la reserva de nuevos territorios vírgenes para la explotación..."

Así que existe la explotación mediante el crédito. Pese a que esa expansión del crédito permitió a millones de americanos que no tenían casa adquirirla a tasas bajísimas y larguísimos plazos. Deberían avisarle a Bauman, que vive en EEUU, no en su Polonia natal, que la crisis ya pasó y que la gran mayoría de los tenedores de hipotecas subprime no perdieron sus casas sino que renegociaron sus creditos y se quedaron en sus flamantes viviendas, las que sólo perdieron un 5-7% de su valor. ¡Pobres explotados! Cuando no tenían acceso al crédito hipotecario, Bauman los hubiera presentado como marginales sin utilidad alguna para el cruel capitalismo. Cuando acceden al crédito, es porque el "capitalismo parásito" los quiere "explotar mediante el crédito". Grandioso.Y citar a la buena de Rosa Luxemburgo, que pensaba en el imperialismo más crudo de inicios de siglo XX, para explicar la crisis subprime de 2008, está realmente bueno. Verdaderamente un ejercicio de anacronismo imparejable. Pero no importa, ni a Bauman ni a Eñe les importa. Porque lo único que les importa no es pensar seriamente la crisis subprime, sino cumplir con la pose antimercado. Para algo se les paga, caramba, a estos minipensadores tan fáciles de leer y comprender. Ya me imagino a unos cuantos paparulos rosarinos citando con seriedad mortal el textito de Bauman al borde de la pileta, entre una conversación sobre cómo "se viene la derecha" y un comentario del último disco de Silvio Rodríguez o algún otro insufrible parecido.


La nota completa de Bauman:

http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/12/27/_-02107667.htm


lunes, 21 de diciembre de 2009

Calentamiento global: por una visión crítica independiente

La cumbre de Copenhagen vino precedida por el "Climategate", que golpeó duro al grupo de científicos de la Universidad de East Anglia, un team con un rol central en la fundamentación y la instalación pública del calentamiento global. Los sectores conservadores vieron en el escándalo la prueba irrefutable de la total falsedad del asunto, como si décadas de trabajo científico pudieran ser invalidados por unos e-mails. Desde hace años estos sectores rechazan la existencia misma del cambio climático o, más recientemente, su origen humano. Muchos de ellos son cristianos integristas, los mismos que en EEUU combaten la enseñanza de la evolución biológica. (Asunto en el que usan una estrategia de mala fe, que consiste en instalar que hay dos "hipótesis" o dos "teorías", en el sentido común de la palabra, la creacionista y la evolutiva, de igual a igual. Pero la evolución es una teoría científica, lo que quiere decir que está ampliamente probada, mientras su pretendida contraparte cristiana es una vaga especulación sin pruebas). Bien, en el debate sobre el clima este sector recurre a la misma estrategia: alega que el alerta por el cambio climático es una hipótesis falsamente vendida como probada científicamente y, dice tener otra "data" que demuestra que no hay calentamiento, o que es por otras causas. Pero la abrumadora mayoría de la comunidad científica está del otro lado y afirma tener pruebas en abundancia.

Ahora bien, ¿cuál posición tomar desde un liberalismo independiente y crítico, laico y amigo de la ciencia, que rechaza identificarse con integristas cristianos de Texas, pero también con los radicales de Greenpeace y similares?
Desde 2004-5 leo literatura científica sobre el tema, especialmente referida al derretimiento de los hielos árticos y antárticos. Este punto es crucial, porque conlleva un gran riesgo de aumento del nivel del mar, y la mayor parte de la población mundial vive en las orillas del mar o cerca. La comunidad científica que trabaja en esta ardua cuestión no se dedica, sin embargo, al asunto central acá, probar si el calentamiento global es antropogénico o natural o si no existe. Por todo esto, "estoy" con la comunidad científica, pero me quedan dudas. Por ejemplo: si la temperatura media global (T) era superior a la actual durante el anterior período interglacial, entre 129 y 116 mil años atrás, por causas obviamente naturales, ¿porqué no lo sería ahora? (1)
Bueno, dicen los científicos, porque el crecimiento de T desde 1970-80 es muy rápido y viene directamente vinculado al nivel de CO2 en la atmósfera, que crece desde 1850 a niveles nunca registrados en los últimos 2 millones de años o más, y esto se debe a las emisiones humanas. Sin embargo, no existe al parecer un trabajo o grupo de trabajos de campo que hayan demostrado acabadamente este nexo crucial entre calentamiento global y actividad humana. En esto hay que ser muy prudente, porque ese trabajo puede existir y simplemente uno no lo conoce.
Creo poder fundamentar esta línea crítica pero amigable con la ciencia con un excelente trabajo de un científico de primera línea, en lugar de ir a los datos y afirmaciones del IPCC, que es un órgano híbrido, científico y político. Se trata del astrofísico e historiador de la ciencia Spencer Weart y su The discovery of the global warming (2). Weart está en la mainstream de la ciencia del clima, pero lo interesante es que en este trabajo afronta las razones y porqués de esa posición dominante. La obra revisa in extenso cada ítem del complejo tema, así como su historia científica desde el siglo XIX hasta hoy. Weart acaba de publicar una edición actualizada. Dice ahí: "... now the world’s community of experts had finally agreed, with little dissent, that it was highly likely that the strong global warming seen since the 1970s was in large part the work of humanity". Los subrayados son míos. No traduzco por vagancia y miedo a meter la pata. Como se ve, es una afirmación con varios atenuantes. En otro punto de la obra Weart agrega: "Scarcely any reputable expert now doubted that CO2 and other greenhouse gases were at least partly responsible for the unprecedented warming all around the world since the 1980s". Sostiene que un trabajo científico de 2005 fue "el último clavo en el ataúd de los escépticos". Esta crucial investigación está referida al calentamiento del mar y los modelos matemáticos no dejarían otra opción para explicar ese aumento que el origen humano (3), sin embargo no tengo acceso a ella. "Nothing but greenhouse gases could produce the observed ocean warming — and other changes that were now showing up in many parts of the world, as predicted", concluye Weart. Debo decir que no conozco ninguna refutación seria y cabal de esta posición.

En resumen, los dos puntos fuertes de la comunidad científica son: a) que todos los modelos matemáticos-computacionales apuntan al calentamiento global actual como de origen humano, y esto por b) el aumento sin precedentes del nivel de CO2 atmosférico, nunca visto hasta la explosiva actividad industrial _y mineraria, y agraria, etc_, de los últimos casi dos siglos. Los registros de hielo antártico indican que en ningún período glacial o interglacial, en los últimos 800 mil años, el nivel de CO2 superó las 280 partes por millón (ppm), mientras hoy está en ...387!, y sigue subiendo. Realmente no parece haber una explicación natural para semejante aumento. Pero entre "no parece haber" y una irrefutable certeza científica hay un buen tramo. Y, de vuelta, en anteriores ciclos interglaciales, es decir en la era geológica en la que vivimos, no en el Jurásico, ya se vieron T iguales o superiores a las actuales. A estas objeciones se puede sumar la refutación, por fuera del tema del CO2, del astrofísico Richard Lindzen, del MIT, quien apunta a la actividad solar como causa del calentamiento global. Pero Lindzen ha caído en desgracia, no por esta hipótesis científica, sino por sumarse a lo peor de los "contrarians" con acusaciones injuriantes hacia los mejores climatólogos...cuyos aliados le contestan mostrando la muy buena plata que ha hecho Lindzen con su vendedora polémica. Otros argumentos, que Lindzen y este sector levantan, no se sostienen un minuto, por tratarse de lecturas muy sesgadas de datos descontextualizados. Por ej: dice Lindzen que el calentamiento humano es sólo el 1,5% del efecto invernadero total. Es cierto, pero es más que suficiente para provocar el aumento de T que se pronostica, y que es una catástrofe. Sin efecto invernadero alguno estaríamos como en la Luna, pasando continuamente de 150 grados a 150 bajo cero. Lo mismo vale cuando se señala que el 90% del efecto invernadero se debe al vapor de agua y no al CO2. Ese escaso resto es más que suficiente para causar un aumento catastófico de las temperaturas.

En suma: según la comunidad científica hay una altísima probabilidad a favor del calentamiento de origen humano, apoyada en una gran masa de datos e indicios de campo y en lo que predicen refinados modelos matemáticos de computación. Convincente pero no suficiente para mí, dado que no existe, en principio, esa prueba reina, irrebatible y definitiva, como sí las hay en otros campos de la ciencia, como la evolución, las físicas relativista y cuántica y otras teorías que tienen, todas, su "Piedra de Rosetta". Claro que acá puede haber un problema epistemológico: el tema es claramente multidisciplinario, a diferencia de la física y aún de la biología, y esto puede hacer que resulte imposible lograr esa prueba maestra y única. Weart compara el trabajo científico que llevó al descubrimiento del calentamiento global con la progresiva observación de un edificio, es decir de un objeto poliédrico con muchas caras y perspectivas. Pero esa multiplicidad de perspectivas no nos deja dudas de que el edificio existe, al contrario.


(1) Datos tomados de un trabajo de marzo de 2006 publicado en Science por un grupo de la Universidad de Arizona. Proyecta aumentos del nivel del mar alarmantes a partir de modelos matemáticos probados, y hace notar que hace de 129 mil a 116 mil años, durante el anterior periodo interglaciar, la temperatura global y el nivel del mar eran más altos que hoy. El estudio dice que para 2100 podría la Tierra volver a estar tan cálida como entonces, cuando toda Groenlandia y parte de la Antártida habían perdido su enorme capa de hielo, con el nivel del mar entre 4 y 6 metros más altos que en la actualidad. Nota de divulgación publicada por el National Center for Atmospheric Research. Uno de los coautores del trabajo es Jonathan Overpeck, geocientífico muy reconocido.


Otros apuntes interesantes tomados de Weart:

The computations pinned down an imbalance. The Earth was now taking in from sunlight nearly a watt per square meter more than it was radiating back into space, averaged over the planet’s entire surface. That was enough energy to cause truly serious effects if it continued. James Hansen, leader of one of the studies, called it "smoking gun" proof of greenhouse effect warming.


Studies of plant species that had changed little since the rise of the dinosaurs (magnolia for one) showed that if you exposed them to a higher level of CO2, the structure of their leaves changed. Ancient fossil leaves showed just such changes. Several kinds of chemical studies confirmed that the level of the gas had swung widely over geological ages, and the temperature too.
Eventually geochemists and their allies managed to get numbers for the “climate sensitivity” in ancient eras, that is, the response of temperature to a rise in the CO2 level. Over hundreds of millions of years, a doubled level of the gas had always gone along with a temperature rise of three degrees, give or take a couple of degrees. That agreed almost exactly with the numbers coming from many computer studies.

Y concluye:

Extensive studies showed that the consequences of a two degree rise would be severe in many parts of the world — and such a rise was more likely than not by the late 21st century, even if governments woke up to the danger and began to restrict greenhouse gas emissions. And if we did not act promptly and forcefully to shut down emissions? It was even odds that by the end of the century we would face an unprecedented and catastrophic collapse of many of the ecosystems on which civilization depends.

(3) Barnett, Tim P., et al. (2005). "Penetration of Human-Induced Warming into the World's Oceans." Science 309: 284-87 [doi: 10.1126/science.1112418]. Lo cita Weart, pero como dije no tengo acceso a este trabajo, al parecer crucial. Solo tengo este abstract de la Science: "A warming signal has penetrated into the world's oceans over the past 40 years. The signal is complex, with a vertical structure that varies widely by ocean; it cannot be explained by natural internal climate variability or solar and volcanic forcing, but is well simulated by two anthropogenically forced climate models. We conclude that it is of human origin, a conclusion robust to observational sampling and model differences."



viernes, 18 de diciembre de 2009

Copenhague: la era del tercermundismo ambiental

La cumbre de Copenhague parece marcar la entrada en escena de la demagogia climática global. Que por cierto ya existía, pero ahora, de la mano del calentamiento global, se ha "instalado" con más fuerza y con esa certeza de lo aceptado por casi todos. Del tercermundismo tradicional, que dice "ellos son ricos porque nosotros somos pobres", se pasa al "ellos contaminan y contaminaron, nosotros lo sufrimos, que paguen su culpa, su deuda ambiental". Fue lo que dijeron en Dinamarca Chávez y Evo, pero también el canciller argentino, Taiana.

Evo en Copenhague arenga contra el capitalismo, que es una cultura de la muerte. Pide hacer un referendo mundial sobre un modelo económico alternativo. El hombre es presidente de un país exportador de gas natural, pero habla como si no estuviera enterado. Su padrino, Chávez, elige agredir una vez más a EEUU, y habla de olor a azufre por la presencia de Obama. Debe tener razón, si se refiere al olor azufre propio de la producción y quema de hidrocarburos. No engaña a nadie, el dictador de Caracas: él es el principal vendedor sudamericano de naftas y crudos a EEUU. Pasemos al discurso oficial de Argentina, el de su canciller Taiana. Demagogia ambiental, pero de saco y corbata. Taiana reclamó "por la deuda histórica que hay con el tema ambiental, por lo que han hecho de la atmósfera y de los recursos, los países desarrollados deben facilitar los fondos que faciliten a los países en desarrollo la adaptación y la mitigación de los efectos del cambio climático". Taiana nada dice sobre que Argentina tiene más de 90% de su matriz energética en hidrocarburos, ni de los planes que, se supone, debe tener para cambiar eso. Se ve que para diseñar esos planes está esperando, primero, los fondos de los villanos ricos.

”. El concepto de "deuda ambiental", que es el núcleo de la posición oficial argentina, no resiste el menor análisis. Los países industrializados "de antes" (porque hoy son industrializados China e India, Indonesia y Brasil), digamos entre el siglo XIX y los años 80 del siglo XX, emitían, pero nadie sabía que esas emisiones eran dañinas. De hecho, hoy mismo hay aún un cierto margen de duda científica sobre si son esas emisiones humanas las únicas o siquiera las principales responsables del calentamiento global, de cuanto de antropogénico tiene este fenómeno. Aun asumiendo que es así, en aquellos tiempos nadie sabía ni presumía este daño.

No importa, Argentina asume el rol del demagogo global. El asunto es conseguir plata cuantiosa de los "ricos" para ser utilizada por los "pobres" en su adecuación a las exigencias energéticas que trae el calentamiento global. Plata dulce que los K querrían en manos de Cristóbal López, Rudy Ulloa y otros luchadores ambientales de reconocida trayectoria. Pero, sobre todo, en este discurso del canciller argentino, reaparece el viejo slogan sobre la rapina por los países centrales de los jóvenes, ingenuos y potencialmente ricos países pobres, que son pobres porque los otros son ricos, porque los "saquearon". Pero este viejo discurso tercermundista tiene ahora un giro ambiental. Según esta lógica, si Lagos, la horrorosa capital de Nigeria, es la enorme cloaca que es, y no una Copenhague africana, es por culpa de los ricos blancos, de su capitalismo explotador y de nada más. Nigeria es un gran exportador de petróleo. En este libreto coinciden muchos en Argentina: Pino Solanas y toda la mal llamada "centroizquierda", el régimen K y sus intelectuales de bolsillo, el radicalismo, gran parte el PJ no K, etc. Por eso es justo que Taiana represente a Argentina en Copenhague con ese discurso: probablemente, seguramente, un canciller radical o del PJ tradicional hubieran dicho más o menos lo mismo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

A propósito de Posse (pero también de Scioli y Binner): la seguridad, un valor vital pero peligroso

(Nota: tengo la notebook en reparaciones, así que tardé un tiempo en hacerme de la PC de mi esposa. De paso, maceré las ideas un poco más, creo yo)

Abel Posse dijo unas cuantas, no verdades, pero sí cosas certeras en su famosa columna para La Nación. Es, claramente, un conservador de viejo tipo. Cuando con ironía y gran pluma critica a los opositores por refugiarse en latiguillos vacíos, como la educación invocada como un talismán todopoderoso, da en el blanco ("La recuperación social y moral del delincuente es en todas partes (salvo en la Argentina) un episodio posterior al de desactivar su peligrosidad con la energía suficiente para que el representante del Estado y los ciudadanos o bienes amenazados no corran riesgos") . Aquí ya dijimos cosas similares, claro que sin una fracción de la prosa de alta calidad de Posse (el tipo es un gran escritor e intelectual: en los 80 publicó en el viejo suplemento cultural de La Nación uno de los mejores artículos periodísticos que recuerde sobre Heidegger). En otras cosas que señala, sin embargo, su conservadurismo lo hace equivocarse de medio a medio, como cuando afirma que las FFAA fueron desarmadas por el gobierno K para vengarse de sus militares. No, fue Carlitos I el que en los 90 inició el presunto desmantelamiento militar, los K simplemente continuaron esa línea agregándole un cierto sadismo monto old style, al ponerles encima a los milicos a la compañera Garré.
Pero, bueno, el asunto es: ¿está en lo cierto Posse sobre la seguridad? Y sí está en lo cierto, ¿es la seguridad cosa de fachos o conservas como él? ¿O existe una alternativa progresista, pero real y concreta, a la devastación que está provocando hoy la inseguridad? Veamos. Scioli se desangra políticamente, no por la crisis económica ni de caja, que puede pilotear mientras le chupe las medias denodadamente a Néstor, tarea bucal en la que sobresale como nadie. No, el manco se cae a pedazos por la desastrosa falta de seguridad bonaerense. En Santa Fe tenemos nuestra propia versión del problema. Binner acaba de atravesar su primera crisis de gabinete por su floja política de seguridad. Al ver el problema, su hombre fuerte, Bonfati, quiso meter a un comisario al frente de la Secretaría de Seguridad, pero le saltaron las segundas líneas. Hubo una tarde de furor rosarino en la anodina ciudad de Santa Fe. Resultado: Binner tuvo que echar mano nuevamente a Rosario, llevarse a Santa Fe a otro cuadro político local probado, Ghirardi, dejando aún más desnudo al pobrecito de Lifschitz en la intendencia. Pero el problema en Santa Fe no es la falta de buenos cuadros sociatas, sino la imposibilidad cultural del progresismo de enfrentar con eficacia la crisis de seguridad. La derecha _Posse, Macri, De Narváez, Reutemann_ está culturalmente mejor preparada para hacerse cargo del problema. Esto es tan viejo como el mundo: los avances sociales a la izquierda, la seguridad pública _o sea, el uso del aparato de represión del Estado_, a la derecha. Salvo el caso de un facho como Perón, que hizo las dos cosas a la vez, la regla universal es ésa. Y no hay ejemplo en la Historia del mundo en el que un reclamo social generalizado, creciente y justificado de seguridad, y por lo tanto, de represión, no haya llevado al poder a las derechas. El caso más reciente en Argentina es, claro está, los 70. La violencia era política, pero violencia al fin, y de grandes dimensiones, y lo que había en la sociedad en el 75-76 era un evidente y fortísimo reclamo de recuperación de la seguridad pública a través de la represión. El relato mítico de la izquierda local, de que la dictadura del Proceso vino a reprimir un proyecto nacional y popular libertador apoyado por las masas, es así un gran bolazo histórico. Posse dice más o menos esto, con su lenguaje y, sobre todo, su ideología, que es el peronismo más conservador, ese que en 1983 apoyaba la ley de autoamnistía de la dictadura.
Como sea, los casos Scioli y Binner evidencian que, ahora sí, la inseguridad está empezando a pasarles factura a los gobernantes. Hubo unos años de paciencia, de reclamo más o menos contenido, ahora se terminó, el reclamo es abierto, furioso, creciente, potencialmente brutal y costoso políticamente para los que posan sus ambiciosas asentaderas en los altos puestos ejecutivos.
Vale hacer un breve apunte histórico. La seguridad hoy se da por adquirida en las sociedades más o menos evolucionadas, y por eso su súbita falta se considera un hecho gravísimo. Pero recordemos que hasta bien entrado el siglo XVIII era toda una aventura salir de los muros custodiados de las ciudades de Europa. En otras palabras, la conquista de las libertades civiles y políticas vino junto con la de la seguridad pública, y esta con el control real del territorio por el Estado. Fue un avance civil alcanzar el hoy tan invocado monopolio de la violencia legítima por el Estado, frase que me da escalofríos pero que a Posse le debe provocar entusiasmo (él dice: "los Kirchner lograron demoler el básico esquema constitucional de orden público y de ejercicio de la fuerza exclusiva del Estado para cumplir con la misión esencial de reprimir (que, según la Real Academia, significa "contener, refrenar, templar o moderar".) Reprimir es obligación del Estado en cuanto "contención en acto del delito inminente". Se enfrenta al delincuente para garantizar la vida del ciudadano con sus libertades (la de circular libremente, por ejemplo) y sus bienes").

Así, queda claro que la seguridad es un bien público esencial, como se comprueba trágicamente cuando viene a faltar, tal como ocurre actualmente en las ciudades argentinas. Es un derecho básico inalienable, irrenunciable. Sin seguridad nuestras vidas se deshacen. Por esto es un tópico obsesivo de las películas de ciencia ficción, donde asistimos a la desaparición súbita del Estado y de sus instituciones represivas y organizativas de la vida social. Sin ellas no podemos vivir, pero con un exceso de ellas vivimos, sí, pero bajo una dictadura, en un hormiguero, en una sociedad militarizada. La policía pasa, de ser una fuerza que impone el esencial orden público para que desarrollemos libremente nuestras vidas privadas, a policía política, como sucede en Cuba, en China, en el viejo orden peronista que tanto extraña Posse. El Estado se vuelve un padre omnipotente y represivo. Ocurría también durante el Proceso, cuando era habitual ir en cana por cualquier motivo pueril. El tonito a lo Luis Sandrini de los canas "buenos" no me lo voy a olvidar. El mismo tono y la misma figura, entre paternal y amenazadora, de jefes en el trabajo, de profesores en la facultad. La vida era una pésima comedia de los hermanos Carreras, donde se imponía el "estilo de vida argentino", valor central de la clase media plenamente compartido por los militares, los radicales, los desarrollistas y, ni hablar, los peronistas, que eran casi todos conservas como Posse (claro que muchísimo más brutos).
Posse olvida _o anhela_ este peligro autoritario, por eso es un conservador que da prioridad absoluta a la seguridad y jamás será un liberal (ni creo que lo pretenda ser). En cuanto a Macri, De Narváez y Reutemann, estas complejidades se les escapan totalmente, y seguramente, de barruntarlas no les importarían en lo más mínimo. Son, acabadamente, hombres de acción, nunca de pensamiento. Para eso llaman a Posse.

Nota II: me hice recién unas manzanas acaremaladas con crema y canela, así tenía tiempo a macerar un poco más las ideas de esta columnita. Ah: desde este humilde rincón elevo en la noche una plegaria por Sandro.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Las viudas K ya construyen el futuro Gran Relato: había una vez un gobierno popular...

El arrasador triunfo de Evo les dio un poco de vida, pobres. El de Mujica, también. Me refiero al creciente ejército de las inminentes viudas de Néstor, al cada día más frustrado y enojado sector del "es esto o la derecha", área ideológica que en el futuro cercano será conocida por desenfundar el latiguillo "con K estábamos mejor". Pero esas buenas nuevas sobre los "grandes relatos" que llegan desde el Altiplano también conllevan, para ellos, un gran dolor. Porque el contraste con lo que pasa acá no podría ser más cruel. El proceso argentino va en sentido netamente contrario. Que una figura como Pinky les haya puesto la camisa de fuerza en el Congreso, o que la UIA se enfrente al régimen K abiertamente, son indicios más que claros. Cada día es más evidente que esto se termina, y mal, en 201: se acerca el fin del "gobierno popular". Todo, entonces, suena a réquiem nac and pop. Se van para quién sabe cuándo volver. El kirchnerismo está, para decirlo con una metáfora machista, pasando su menopausia. Las dolientes vestales del progresismo preparan el funeral, con funestas previsiones sobre el retorno del neoliberalismo, el fin de la redistribución de la riqueza, la derrota de la lucha contra los sectores concentrados y el odiado arribo de la "coalición restauradora". Que serían Lilita, Pinky, los radicales y el PJ de Felipe y Duhalde. Todos ellos responderían servilmente a aquellos sectores y corporaciones concentradas, mientras que el "gobierno popular", es decir, el que no fue mucho más allá del 30% en junio y hoy está bien por debajo del 20, sería el heroico abanderado en retirada, forzado por oscuros contubernios y no por haber perdido categóricamente su popularidad en menos de dos años. Este es básicamente el "relato" que por estos días circula con fruición y que será en el futuro el esqueleto del Gran Relato sobre cómo aquel gobierno popular de Cristina fue destrozado por las corporaciones, los medios, los sojeros, los empresarios. Me los imagino a los Felipe Pigna, a los libretistas de Canal Encuentro, allá por 2020 narrando con voz ensoñada: "Había una vez....", mientras una película en blanco y negro nos mostrará a Cristina, a Néstor, a la Bonafini...

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Afganistán: Obama imita a Bush. Y hace bien


Obama manda 30 mil soldados a Afganistán, paradigma de "guerra justa" que había defendido en su campaña electoral. Resulta sorprendente el tono de agravio moral que muchos han adoptado ante la decisión del presidente de EEUU. Ahí va la parrafada de Silvia Pisani en La Nación: "Fue una sorpresa amarga. La "nueva estrategia" anunciada anoche por el presidente Barack Obama para Afganistán está conformada por un cóctel de más guerra pero más rápido, con una fuerte escalada en pocos meses de modo que, si las cosas salen como pretende, su invasión tenga fecha de finalización dentro de tres años. El líder demócrata, que en diez días recibirá el Premio Nobel de la Paz", etc, etc. ¿De cuál sorpresa habla Pisani? ¿Y porqué entrecomilla nueva estrategia? Hacía tres meses que Obama debatía con su gabinete de guerra, justamente la nueva estrategia para Afganistán. Y ya había mandado 22 mil soldados. ¿Qué lee y qué escucha desde su privilegiada posición en Washington Pisani? No olvida, claro está, recriminarle a Obama su premio Nobel de la Paz, como si él lo hubiera pedido u elegido. En fin, parece que la pose progre va ganando posiciones en La Nación. Es que ser "anti war" queda taaan bien.
En total contraste con esta irritante ligereza argenta, en el Washington Posthttp://voices.washingtonpost.com/postpartisan/2009/12/obamas_lonely_decision.html?hpid=opinionsbox1, Kagan recuerda con gran acierto el olvidado caso de la comisión Baker-Hamilton, una pila de sabihondos que recomendaba, desde su insuperable altura, al pobre burro de Bush que cerrara el expediente de Irak, que se fuera sin más de ahí. Por suerte para EEUU, Bush no les hizo caso, ni a ellos ni al establishment progre de las RRII, tipo Foreign Affairs, NYTimes y similares. Bush hizo lo que este sector nunca pudo aceptar: ganó finalmente la guerra de Irak. Dato que ni La Nación ni el NYTimes parecen registrar. Y la ganó con una "surge" de tropas esencialmente similar a la que intentará ahora Obama en Afganistán. Bush y el general David Petraeus, lograron la victoria final con el envío de 25 mil soldados y un cambio sustancial de enfoque (aliarse con los árabes sunitas y lograr que combatieran a Al Qaeda en lugar de apoyarla o tolerarla), y pudieron así entregarle a Obama el conflicto ya cerrado. Obama, que había dicho e incluso escrito en la Foreign Affairs que se iría de Irak al más puro estilo Zapatero, terminó aceptando el cronograma de salida diseñado por Bush, Petraeus y la democracia iraquí. Invadir Irak, que quede claro, fue un error estratégico, pero la solución pacifista que pontificaban los internacionalistas progres era aún más errada, y por suerte Bush no la aceptó. Por suerte para EEUU, como superpotencia democrática, y por suerte para los iraquíes, que si fuera por Obama, Baker y companía hoy estarían bajo un régimen nazi islámico. Pero los progres tienen esa habilidad para borrar las huellas de sus yerros y tropelías, de manera de nunca hacerse cargo y quedar siempre listos para pontificar en la próxima causa contra "la derecha", a favor de los integristas islámicos, los palestinos o quien sea, siempre que sea un enemigo de Occidente. Volvamos a Obama y su plan: 30 mil tropas antes de mediados de 2010, luego una retirada escalonada a partir de mediados de 2011. En 2007, Bush, finalmente liberado de Rumsfeld, propuso a Petraeus para solucionar el caos iraquí. El paralelo de su plan para Irak con el que ahora anunció Obama para Afganistán no deja de ser pasmoso. Petraeus es, luego de su hazaña iraquí, jefe del Central Command, así que está a cargo de Afganistán, por encima de McCrhystal, quien fue el general que pidió 40 mil muchachos extra en agosto pasado. En ese momento también propuso un cronograma de 18 meses, que Obama evidentemente ahora aceptó. En resumen: Obama, que en 2007 hablaba y escribía pestes sobre Bush en Irak, termina haciendo algo sustancialmente parecido en Afganistán. Tal vez algún progre haga este paralelo, pero a modo de condena, de "sorpresa amarga", para citar nuevamente a la Pisani. Yo hago el paralelo como una alabanza para Obama, que demuestra así tener madera de estadista, ser un "presidente de guerra", como se solaza el chico malo de Kristol (http://voices.washingtonpost.com/postpartisan/2009/12/obamas_afghanistan_speech.html) Y como dice Kagan, ambos, Bush y Obama, se jugaron solos contra el consejo del establishment diplomático y partidario. La diferencia es que Bush ya estaba políticamente muerto y Obama tiene hoy todo su capital político en juego. Pero el plan de Obama sirve para recordar la historia ya removida y olvidada de cómo Bush terminó ganando la guerra de Irak, de cómo los progres tuvieron que tragarse sus arrogantes pontificaciones y mirar para otro lado. Y también para comprobar que Obama no es, por fortuna, un Zapatero, un tipo que vive de eslóganes prefabricados presentados como políticas de gobierno, sino un responsable "comandante en jefe". Un presidente de guerra, como dice Kristol, riéndose con ganas del gran idiota de Michael Moore.















Honduras y el coro de los falsos puristas de la democracia

Las elecciones hondureñas del pasado domingo ahondaron la divisoria entre los países que condenan sin matices el proceso iniciado con el golpe del 28 de junio y quienes buscan una salida a partir de aquel voto. Así, frente a los países del Alba y Brasil, están quienes, con EEUU y, ahora, España, buscan una salida negociada que parta del reconocimiento de la validez de las elecciones del domingo. El negociador de la OEA y presidente de Costa Rica, Oscar Arias, impulsa con fuerza este criterio. No hacerlo sería condenar a Honduras a ser una Albania o un Myanmar de Centroamérica, argumentó el Nobel de la Paz en la cumbre de Estoril. Vale recordar que Arias, durante las gestiones que lideró en su casa de San José de Costa Rica, realmente impulsó la reinstalación de Zelaya. Nadie puede sospecharlo de ser un simpatizante golpista. También la chilena Bachelet hizo sugerencias en ese sentido en Estoril, aunque mucho más matizadas y dejando claro que no se podía dejar pasar el golpe.
Pero aún haciendo abstracción de cómo se posiciona cada país en este punto del drama hondureño, resulta válido remarcar que la intransigencia de los países de la izquierda populista regional es absolutamente deshonesta. El purismo democrático que invocan Chávez, Correa y Evo es descaradamente incoherente con su propio modo de arribar al poder. Los tres incurrieron en abiertas ilegalidades para llegar o mantenerse en sus cargos. Chávez, que ha hecho de su cruento intento de golpe de 1992 una fecha nacional con las honras propias de una epopeya fundacional, es además quien ordenó un referendo forzado que le permitió la reelección indefinida, cuando la propia Constitución impedía esa consulta. Porque el texto constitucional imponía que un asunto no se podía llevar a referendo dos veces bajo la misma presidencia, como hizo Chávez: en diciembre de 2007, cuando perdió, y en enero de 2009, cuando ganó. Detalles formales, para el caudillo autoritario de Caracas. Correa, por su lado, es inimaginable sin el proceso de golpes civiles que castigaron a Ecuador antes de su llegada al poder. Y el propio Correa incurrió en ilegalidades inmimaginalbles, que en un país serio le hubiesen costado el puesto por juicio político. En marzo de 2007 hizo destituir a la mayoría de los legisladores del Congreso mediante el dictamen de un tribunal electoral. Algo que no existe en ningún ordenamiento constitucional mencionable, y que también impedía la Constitución ecuatoriana. No importó: se hizo igual. En cuanto a Morales, hay tanto para elegir aún sin mencionar su participación protagónica en el golpe civil de 2003. Se puede citar la Constitución que sin mayoría calificada hizo aprobar entre bayonetas y en medio de una brutal represión en la ciudad de Sucre, en noviembre de 2007.
Por todo esto y mucho más, los que hoy exigen con intransigencia la pureza democrática del proceso hondureño no tienen pergaminos para hacerlo. Así de sencillo y contundente. Es una lástima que la Argentina se sume a este coro de falsos puristas de la democracia, en lugar de elegir la alternativa pragmática de Chile y España en Estoril. Porque hoy el camino de recuperación de la democracia en Honduras pasa, aunque no guste al paladar de un demócrata, por reconocer las elecciones y paralelamente exigir el cumplimiento de los demás puntos del Acuerdo de San José. Tal como hacen por estos días Oscar Arias, EEUU y España.