lunes, 28 de febrero de 2011

"EEUU confirma que apoya las fuerzas subversivas en Libia"

El título es el de un informe de la Agencia Venezolana de Noticias:

http://www.avn.info.ve/node/45751


Me pregunto cómo es que la izquierda lat and pop logra este nivel de impunidad. Quiero decir, si algún centroderechista en algún lugar del mundo hubiera osado algo similar con Mubarak...bien, ya podemos imaginar, lo hubieran destrozado, y con toda justicia. El doble estándar de siempre: mientras el liberalismo y el centroderecha han purgado sus filas de golpistas y autoritarios, y no pueden ni esbozar la defensa de un régimen autoritario, la vieja-nueva izquierda latinoamericana sigue impunemente defendiendo dictaduras, incluso en el mismo momento en que perpetran un genocidio, o al menos intentan hacerlo (porque está claro que si Kaddafi no mata más gente es porque no puede). El otro día en uno de sus delirantes mensajes, el libio justificó la represión en Plaza Tiananmen como un antecedente que lo legitimaría a él.
El envío colgado arriba de la agencia venezolana es sólo un botón de muestra: basta pasearse por los medios cubanos o venezolanos oficialistas para hallar a manos llenas ejemplos similares. Telesur, idem. En todo caso, el episodio libio sirve para ratificar, por si hubiera falta, los peores instintos autoritarios y genocidas de la izquierda lat and pop. De Lenin a Chávez hay larga pero clara línea de conexión.

Acá va de postre una linda columna de análisis en favor de la "experiencia socialista" de Kaddafi: "La derecha internacional amenaza la experiencia socialista en Libia", se llama la joyita: http://www.avn.info.ve/node/45193


martes, 22 de febrero de 2011

Kaddafi, genocida y antiimperialista

Pego acá una columnita que logré publicar ayer sobre Kaddafi. Escrita a las apuradas, le faltan precisiones, como la defensa del dictador que hizo Venezuela al desmentir que estuviera en el país, y la histórica relación con Fidel Castro.

Kaddafi, genocida y antiimperialista

Que se haya hablado ayer como versión firme de la fuga a Venezuela de Kaddafi es todo un índice. Kaddafi, como otros dictadores del Proximo y Medio Oriente —los de Siria e Irán, por ejemplo— pertenece a la internacional antiimperialista y tercermundista. Su caída inminente es una novedad: hasta ahora los autócratas derrocados eran pro occidentales (Ben Alí en Túnez y Mubarak en Egipto). Mientras Occidente —mucho más EEUU que Europa— salió rápidamente a quitar su apoyo a estos dictadores y exigirles reformas, la postura del tercermundismo tardío es ambigua sobre Kaddafi: se trata de uno de ellos, al fin y al cabo. La represión bestial ordenada por el coronel libio lo vuelve totalmente indefendible, ni siquiera de soslayo, pero la historia común pesa y revela mucho.

Si bien Kaddafi firmó la paz con Occidente luego de un largo proceso de aproximación que se selló con la liquidación de su programa nuclear secreto y la entrega de los terroristas de Lockerbie, nunca renegó de su panarabismo, de su particular “socialismo”, ni de su falsa democracia popular, todas marcas registradas del tercermundismo de los 60-70. Su régimen es una supervivencia de los tiempos del poscolonialismo tercermundista, proceso que, queriéndolo o no, fue parte de la Guerra Fría. La influencia soviética en el panarabismo fue profunda y modeló en gran medida las ideas de sus líderes, como Nasser, aunque este no dudara en masacrar a los comunistas egipcios. Kaddafi, como es sabido, se consideró siempre un discípulo de Nasser. Mucho después, en los 90, ante la ola islamista y la caída en el olvido del panarabismo laico-socialista, hizo un viraje híbrido, que nunca convenció a sus enemigos islámicos de la región de Benghazi (la antigua Cirenaica), corazón de la actual rebelión. La renta petrolera y sus malabarismos le permitieron mantener el poder absoluto desde 1969 hasta hoy. Obama encabezó el desmarque neto y tajante de EEUU de Ben Alí y Mubarak, y empujó a la tibia Europa. Ahora le toca al eje bolivariano y a sus aliados antiimperialistas: Siria, Irán, Bielorrusia y otras dictaduras igualmente horripilantes.

jueves, 17 de febrero de 2011

Scioli 2011 o nunca. En busca del "delfín" de CFK para 2015

Hostigar a Scioli hasta que se canse y rompa. Esta podría ser, a la vez, la nueva 125 del kirchnerismo y la única tabla de salvación de la oposición, que hoy camina derechita a una derrota ante CFK. Veamos. Scioli recibe chachetadas en serie de CFK: el acto con Sabatella, la candidatura de éste, las colectoras para limarlo en octubre, hasta los palos que le dan por el choque del tren. La hostilidad es explícita y continua. Casal no es el único que "da y recibe" del gobierno nacional. Así, las cosas no pueden durar mucho. Es inimaginable una convivencia hasta 2012 o más allá. ¿Hasta cuándo, entonces? Scioli podría estirar el aguante hasta que llegue la fecha de inscribir candidaturas para la interna, la nacional, claro. Ahí "rompería" y se lanzaría como el abanderado del PJ bonaerense, recibiría el apoyo de muchos intendentes y de varios gobernadores. El bache fiscal que afrontaría hasta octubre sería más corto que si rompiera ahora. Plata para la campaña no le faltaría: desde Techint a miles de medianos empresarios se le pondrían detrás. Y tendría la cobertura de Clarín, todavía mucho más poderosa que la de los medios K (es este un factor que previsiblemente ya no tendrá en 2015, cuando el kirchnerismo debería haber construido su tan ansiada hegemonía mediática).
¿Es esta una posibilidad política real o una mera proyección, un deseo enviado al mundo real ante la certeza de que hoy CFK no tiene a nadie entre ella y su reelección? Sólo los especialistas en Scioli y el PJ pueden contestar a esta pregunta.
El "ahora o nunca" de Scioli debería verse reforzado por otro factor que todos deberían ya dar por descontado pero aún no aparece en el análisis político en los medios. Me refiero al futuro "delfín" de CFK para 2015. Porque es evidente que si consigue la reelección, y para no quedar como "pato rengo" ante el PJ, pero sobre todo para perpetuar su "proyecto", CFK y su entorno de setentistas buscarán a un no-pejotista para 2015. Un Sabbatella, o alguien que sea 100% K y que no remita al pejotismo ortodoxo, ni mucho menos al menemismo, como Scioli. El "proyecto" consiste más que nunca desde la muerte de NK en un peronismo de izquierda, una neoTendencia enfrentada _esta vez desde la Casa Rosada_ al PJ ortodoxo. Zannini y Verbitsky, junto con CFK (que es una radical como ellos) guían el "proyecto". Desde diciembre, el proyecto comenzará a construir un delfín. Si antes Scioli no lo derrota.

PS: tal vez no sea Sabbatella el candidato ideal. No es PJ, y eso provocaría demasiado rechazo, como ya está generando ahora. Pero sí podría ser un PJ potable al "proyecto", totalmente identificado. Capitanich, por ej. No un Gioja, ni un Alperovich, demasiado "old fashion". También podría catapultar CFK a la jefatura de gabinete a Juan Manuel Abal Medina, y de ahí posicionarlo como delfín. En fin, esto ni siquiera debe estar en la cabeza de Zannini.

PS2: El Turco Asís sobre Scioli y CFK: http://www.jorgeasisdigital.com/2011/02/18/kermesse-naranja/

martes, 15 de febrero de 2011

El operativo de repudio a la "no-visita" de Obama

La línea Verbitksy-Garré-Timerman ha tomado la iniciativa del operativo de repudio a la "no-visita" de Obama. Apenas conocido, a fines de enero, que Mr. Obama se saltaría olímpicamente a la Argentina K, el indescriptible canciller argentino lanzó en Twitter aquello de los policías porteños entrenados en una "escuela de torturas" de EEUU. El asunto era "pegarle" a EEUU con lo que hubiera a mano, y si de paso se le "pegaba" a Macri, mucho mejor. Es evidente que el jueves pasado estaban esperando en Ezeiza al C-17 yanki. De nuevo, el grotesco Timerman no tuvo miedo al ridículo, y dio la imagen de un canciller de la República supervisando en persona una requisa durante horas en la aduana del aeropuerto. ¿Alguien se imagina a, digamos, el canciller de Brasil haciendo lo mismo, ordenando "rompan ese candado", metido entre policías aeroportuarios y funcionarios de aduana, revisando materiales y planillas? Otra loca y grosera sobreactuación de Timerman, que ha hecho de este gesto su marca de identidad, aunque sea el hazmerreír de todos los profesionales de la diplomacia. El estupor que transuntan los comentarios de Arturo Valenzuela son apenas un ejemplo del que debe ser comentario generalizado en los círculos diplomáticos.
Es evidente que todo este show tuvo el OK de la presidenta, que ella lo ordenó. Pero el trío arriba citado _Timerman, Vervitksy y Garré- fue el que le presentó el plan. El columnista de Página 12 tuvo la "exclusiva" el domingo, como corresponde. Un dato que evidencia que el gobierno no pensaba "tapar" nada de esto, como se dijo al inicio, al contrario. Al gobierno esto le sirve como una segunda cumbre de Mar del Plata para enbanderarse en su furioso discurso antiyanki de barricada. La "militancia", el aparato propagandístico-informativo, encantados, tienen otra "bandera". Es la fórmula del finado Néstor: mucha conflictividad, poca radicalización de verdad; mucha litigiosidad y retórica, ninguna política seriamente de izquierda. El episodio del avión "con drogas" y "equipos de espionaje" no declarados es la ratificación de este estilo K, el de la guerrilla y la hostilidad no declarada, tiene el sello del kirchnerismo: es reactivo y superficial, en modo alguno parte de una política exterior pensada y seria. "¿Así que Obama no viene, y con lo bien que me porté frenando a Evo? Ahora va a ver. Timerman, Nilda, armen algo rápido contra los yankis". Parece increíble, pero todos los indicios apuntan a esta conducta de la presidenta y de su gobierno. El modo en que Timerman cargó las tintas, el lenguaje utilizado para describir la carga presuntamente ilegal, apuntala esta hipótesis. Había, dijo "desde armas hasta drogas, incluso morfina". Y su descripción del equipo de "espionaje" es imperdible: "material para interceptar comunicaciones, varios GPS de una sofisticación reveladora de su potencia (¿eh?), elementos tecnológicos que contienen códigos caratulados como secretos y un baúl completo con drogas medicinales vencidas". Habrá que pensar que los gringos querían inocular a los nativos con estas drogas vencidas, mientras ellos se drogaban con la buena, con la morfina: ¡es que son tan perversos estos imperialistas! Incluso es revelador del operativo político el antecedente citado por el mismo Timerman del avión de EEUU que en agosto pasado se hizo volver por idéntico problema. El contraste entre ese vuelo y este es enorme: a aquel se lo hizo partir de regreso muy discretamente, luego de una comunicación de Aníbal F. y del ministro Alak con la embajadora Martínez. Todo fue tan discreto que nadie se enteró. Ahora, es evidente, los estaban esperando a los gringos del C-17, con todo el show montado. Y es un hecho que este tipo de cursos ya no se harán con el "imperio", se darán de baja los acuerdos y se suplantarán con otros de países, como Brasil o México. Chávez y Evo deben estar regocijándose. El episodio es otra demostración de que la política exterior argentina está a la deriva, sujeta a los arranques de malhumor de la presidenta, de su ideologismo estudiantil y de las lucubraciones de su entorno de jacobinos de salón.

miércoles, 9 de febrero de 2011

La inflación argentina, más patológica que la brasileña

A menos de 20 años de la Convertibilidad, Argentina recreó su viejo problema de inflación inercial (o autorreferencial). Brasil llegó al 6% en 2010 y le bastó (habrá que ver) con subir la tasa Selic y hacer ajuste fiscal de 25M u$s. O sea, con atacar la inflación no inercial, "de política", porque es la única que tiene.
Pego a continuación un par de columnas de Levy Yeyati que explican muy bien, con algún tecnicismo la segunda, el fenómeno que sufre la Argentina: una inflación cronificada, que ya no es atacable como la de Brasil con los instrumentos "de política", como dicen los economistas, y que requiere, según Levy, de un difícil acuerdo social para frenarla y desactivarla. Lo dicho: estamos como en los años 7o y 80.

Esta primera columna es de 2010, pero mantiene plenamente su validez, dado que el fenómeno es el mismo:

Esta otra es de enero pasado y en gran parte se centra en discutir el rol inflacionario del tipo de cambio, que él rebate, pero va más allá de ese punto, y señala los "pisos ascendentes" de la inflación K:

martes, 1 de febrero de 2011

Dilma y Cristina: psicologías políticas opuestas sobre la economía de mercado.

Argentina creció en 2010 al 7,5%, Brasil, lo mismo; pero Argentina tuvo 25% de inflación, mientras que Brasil registró un 6%. En tanto que Argentina sigue en la misma vía inflacionaria, en Brasil ese número causó alarma general y llevó a Dilma a ordenar un ajuste fiscal del orden de los 25 mil millones de dólares, además de subir la ya alta tasa de interés de referencia. Un mix "ortodoxo", "fondomonetarista" impensable en la Argentina K.
La espiral precios-salarios, más la inflación en sí misma y la hostilidad hacia el mercado que muestra el gobierno argentino (Techint, Shell, grupo Clarín, el agro, etc), así como los desmadres del sindicalismo como el que paralizó en enero los puertos graneleros de Rosario, hacen que la comparación entre ambos países sea ventajosa en todo para Brasil, pese a que Dilma cayó en "recetas neoliberales" según los parámetros K. Los empresarios brasileños le ganan en todos los rubros que componen su competitivad _global y creciente_ a sus pares argentinos. Por otra parte, sobre el crecimiento argentino, habría que revisar ese dato de crecimiento, dado que se basa en la inflación del Indec: esta se usa para "deflactar" el PBI nominal.
El hecho es que con políticas "neoliberales", o sea, con un atento cuidado a los mercados, Brasil logró dos cosas: crecer hasta erigirse en un actor económico global, algo en lo que Argentina no puede ni siquiera soñar, y mejorar sustancialmente sus índices sociales, desencadenando un proceso de ascenso social saludado por todos. Algo que la Argentina está del todo ausente (como ya se ha preguntado acá: ¿dónde están esos millones de nueva clase media en la Argentina K?) Al contrario, es cada vez más perceptible el deterioro social que trae la inflación, directamente ligada al "modelo", o sea, a ese crecimiento galopante pero de de mala calidad que es la marca registrada del régimen económico K.

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Detrás de esta comparación macroeconómica entre Brasil y Argentina, subyace una diferencia más sutil pero decisiva, que explica estos diferentes climas económicos en ambos países. Es esa neurosis irresuelta que muestra el gobierno K y su cohorte de periodistas e intelectuales en su mala relación con la economía de mercado, y que se manifiesta en la pésima vinculación con el campo, con los medios, con la gran industria. Como se suele decir, si Argentina ha crecido mucho ha sido pese a los K, y es por culpa de ellos si crece mal: con inflación, demanda drogada y que es puro consumo, falta de inversión crónica, falta de ahorro, falta de competitivad externa por fuera de commodities agrícolas, etc.
La confrontación de los ex guerrilleros brasileños _y uruguayos_, con los resentidos ex militantes setentistas argentinos es vital para comprender esas malas políticas económicas argentinas y las acertadas de Lula-Dilma y del uruguayo Mujica. Estos son ex radicales maximalistas que comprendieron que el capital y la economía de mercado son aliados _aunque seguramente difíciles de tratar_ fundamentales para el desarrollo y las políticas sociales. Por esto es que Dilma ordena frenar en seco la inflación cuando alcanza 6%, mientras en Argentina el gobierno y sus medios impulsan absurdos debates en contra de "enfriar" la economía cuando la inflación galopante de 25% y creciendo desarma la planificación y organización necesarias para que el tejido empresario se fortalezca y desarrolle. La espiral precios-salarios en este inicio de 2011 está claramente desatada y hace casi imposibles muchos proyectos que requieren de fuerte inversión. Pero el discurso del gobierno K es siempre el mismo: maniqueo, setentista, "la culpa de la inflación la tienen los empresarios que no resignan márgenes y remarcan preventivamente", "no vamos a enfriar la econonomía con recetas neoliberales", etc, negando así un análisis mínimamente serio y técnico del fenómeno. Lo mismo hacía Perón en 1973-74, y antes, en su primera presidencia. Este planteo técnicamente insostenible es propalado por los medios afines al gobierno, que practican un periodismo primario y brutal pero martillante, en el que no cuenta para nada la honestidad intelectual sino "instalar" estos clishés. Y el tono frontalmente antimercado domina en todo el espectro mediático, propagandístico y cultural del gobierno: desde Télam y Canal 7 a Página 12 y los demás medios dominados por el gran poder de la caja K, por no hablar del establisment universitario y cultural que apoya al gobierno, que es de un tenor primitivamente anticapitalista.
El régimen K y sus políticas económicas son así la expresión de esa mala convivencia nunca asumida entre economía de mercado y modernización de la sociedad, de una parte, y las tradiciones de la izquierda más cerril, por otra. En este sentido el kirchnerismo, por su retórica, recuerda mucho a la izquierda radical europea, que a diferencia de él ni se plantea ser gobierno. El kirchnerismo combina entonces acción y pragmatismo de gobierno con retórica radical propia de quienes nunca serán gobierno. Es un híbrido profundamente neurótico, torturado por la conciencia sorda de no haber asumido nunca plenamente aquella necesidad evidente de aceptar a la economía de mercado y sus reglas, paso vital que sí han dado Dilma, Lula y Mujica. Y es por conservar este núcleo de resentimiento anticapitalista que el kirchnerismo tiene tanta aceptación entre la pequeña intelectualidad radicalizada. No por nada el apoyo decidido de este sector al kirchnerismo aparece recién en el tardío 2008 con el conflicto con el campo, que todos salvo ellos percibieron como un error mayúsculo del gobierno. Para Verbitsky y cia, al contrario, fue el primer paso para discutir "la renta" del capital, y nada menos que con los propietarios de la tierra. Fue, como se sabe, un error político que postró al poder K durante dos años, pero no importa, era una medida en el camino deseado, el de confrontar con el capitalismo. En las antípodas de esta ideología feroz, resentida y totalmente disfuncional aparecen Dilma, Lula y Mujica, que han superado ese rencor de su juventud y han aprendido que si se quiere desarrollo hay que trabajar para tener una gran economía de mercado. Esta actitud explica que Dilma, en su primera reunion plenaria de gabinete, bajara la orden de recortar el gasto en todos los ministerios, ante el objetivo superior de domar la inflación del 6%, un número que en Argentina todos consideraríamos ideal, pero que en el resto del mundo, ese que cuida a la economía de mercado, es una señal de alerta.