jueves, 28 de mayo de 2009

Venezuela: de la democracia plebiscitaria a la dictadura plebiscitada

1.- El caso de Venezuela-Chávez, en su actual etapa de desarrollo, es emblemático de cómo se vuelve necesario, para un proyecto nacionalista autoritario, atacar todas las libertades, y ya no solamente la económica o de empresa. Porque no es mero capricho del caudillo poner en la mira a Globovisión, la última TV abierta independiente que queda en el país. Pero tampoco lo es la serie amplísima de estatizaciones que decidió en los últimos dos-tres años, tanto en servicios públicos como en industria básica. Quiere el caudillo monopolizar la economía, manejarla él. Necesita consecuentemente eliminar a la "burguesía", salvo su expresión marginal, la "boliburguesía", aventureros y arribistas al servicio de su régimen. Más, el orden de prioriades se invierte: nacionalizar industrias y servicios tiene como objeto principalísimo eliminar a la clase empresaria como sujeto. En el proyecto nacionalista autoritario no pueden convivir el caudillo y la "burguesía". A la vez, necesita Chávez, como el aire, terminar con el pluralismo informativo y suplantarlo con información monocolor. Necesita, en suma, crear un régimen centralizado, donde no quede pluralismo alguno. Necesita, entonces, eliminar de la democracia las características principales que la hacen una democracia liberal representativa. Las urnas son vistas en este proyecto en términos puramente plebiscitarios: se puede hablar, al inicio, de democracia plebiscitaria. Pero cuando el grado de eliminación del pluralismo político, informativo y económico ha llegado a un extremo, ya se debe hablar de dictadura plebiscitaria o, para ser precisos, plebiscitada. Claramente, Chávez ha dejado atrás el primer estadio y se acerca a grandes pasos al segundo.

2.- Quienes abiertamente o a media voz apoyan desde acá el proceso chavista deberían, por lo tanto, no detenerse en alabar la nacionalización de Techint, o más en general las estatizaciones. Deberían extender su mirada _y su aprobación_ a los alumnos de primaria uniformados con las camisas rojas de la revolución bolivariana. Y preguntarse sinceramente si les gustaría ver a sus hijos uniformados y adoctrinados de ese modo. Porque, como se dijo y como se prueba todos los días en Venezuela, una cosa viene con la otra. No se puede decir, como en el restaurante, quiero el pollo pero no la salsa. El combo bolivariano incluye, cómo no, el delirio de los 4 días seguidos de Aló presidente. Que no es, como podría pensarse, mero folklore caribeño. Es demostración de poder, ante todo y para todos. También deberían sumar a su análisis, estos simpatizantes a distancia de seguridad, a los brutales grupos de choque chavistas, junto a los cuales los buenos muchachos de Moyano semejan monjitas de la caridad; y agregar el inminente ataque a la autonomía de las universidades, último foco institucional y cultural de resistencia al régimen y, dentro de no mucho tiempo, la intervención o cierre de los pocos medios gráficos nacionales independientes. Si nada de esto les molesta con tal de estatizar Techint y la mar en coche, entonces quedan probadas dos cosas en una: primera, que, claramente, tienen en muy alta consideración al Estado como empresario, y cabría preguntarles entonces en base a cuáles datos o resultados; y, segunda y mucho más importante, que no son demócratas.


martes, 26 de mayo de 2009

A propósito del caso Techint: Chávez y el socialismo parasitario

El patrón que surge de las estatizaciones de Venezuela es muy claro: se toman unas compañias sanas y se utiliza esa eficiencia heredada para cubrir la intrínseca inoperancia estatal latinoamericana, al menos por unos años. Casi siempre se trata de empresas de servicios públicos que habían sido privatizadas en los 90, después de décadas de desmanejo y descapitalización. Así ocurrió con la eléctrica de Caracas, o las telefónicas como Cantv. En otros casos, se trata de actividades industriales que, también, pasaron de la órbita estatal a la privada hace unos 15 años y que ahora Chávez vuelve a tomar, una vez hecha la recapitalización y racionalización por los privados. Tal es el caso de Sidor, la enorme siderurgia de Techint confiscada en 2008. Una variante de esta conducta se da en las refinerías de crudos pesados de la Franja del Orinoco. Aquí no hubo reestatización. En los 90 las petroleras privadas iniciaron de cero esta actividad, dado que Pdvsa no tenía recursos tecnológicos para hacerlo. Se trata de refinerías que procesan crudos pesados y con alto contenido de azufre, de bajo valor, a los que Venezuela debe recurrir a medida que se le agotan los crudos livianos de mayor precio. Una vez instaladas las refinerías y ya trabajando a pleno régimen, Chávez las estatizó. El caudillo venezolano resulta así un gran beneficiario de la ola privatizadora de los 90: recoge sus frutos mientras maldice el árbol que los produjo.
Una conducta idéntica sigue adelante su pupilo Evo Morales. Basta revisar las nacionalizaciones del petróleo y gas para dar con el mismo patrón. Bolivia era un país con enorme potencial gasífero inexplorado antes de que las petroleras privadas extranjeras multiplicaran las reservas certificadas. Ahora Evo se queda con los resultados de años de exploración privada, que la estatal YPFB nunca hubiera podido realizar.
Se puede caracterizar a las nacionalizaciones de Chávez y Evo como literalmente parasitarias: no "levantan muertos", ciertamente, sino que se apropian de empresas sanas, de alta productividad y procesos eficientes. Al contrario, los que anteriormente levantaron muertos fueron los privados, que se hicieron cargo de mamotretos estatales tan generosos en sus sueldos y prebendas como carentes del menor sentido de la buena gestión. Ahora, sólo resta sentarse a ver cuánto tardarán las nuevamente nacionalizadas Sidor, Cantv, etc, en volver a ser aquellos elefantes blancos a cargo del contribuyente.

miércoles, 20 de mayo de 2009

2011: está en marcha el plan de la sucesión sin "traumas"

En 1991, Reutemann ganó en Santa Fe al radical Horacio Usandizaga y suplantó al desprestigiado justicialista Víctor Reviglio en la gobernación. El Lole trajo orden y prolijidad a la administración santafesina,que las necesitaba desesperadamente después de dos períodos caóticos bajo el signo del PJ. Pero en algo el Lole no se metió: nadie fue citado por la Justicia por esos tremendos desbarajustes, que terminaron con Vernet, gobernador entre el 83 y87, exiliado políticamente, y luego prematuramente jubilado, al igual que su sucesor Reviglio. Dos fantasmas de la política santafesina: nadie los recuerda, nadie los conoce, nadie los menciona, a los dos primeros gobernadores de la democracia en Santa Fe.
Se afirma por estas tierras que el mismo trato preferencial le garantizaría el Lole a Néstor en 2011: transición tranquila, nada de "locuras" en la Justicia, asuntillo que tanto debe preocupar por estas horas al caudillo máximo de El Calafate. Si el patagónico ya se da por prejubilado y admite su sucesión, cosa que todos, más o menos, descuentan, es lógico que apueste a dos nombres preferenciales para suceder a su esposa: Scioli o, si no, Reutemann. Sólo ellos dos le garantizan esa "gobernabilidad" que barrerá bajo la alfombra la montaña de desprolijidades y groserías de la larga era K. Porque si algo no tuvo el matrimonio K fue su Dromi. Está claro que De Vido no lo es, ciertamente Jaime tampoco. Esta gente desconoce la sutileza, la habilidad para no dejar huelllas jurídicamente perseguibles. Dromi, precisamente. Acompañado en su invisible y vital tarea, por varias hábiles espadas, todas provenientes de la Abogacía: el hermano Eduardo, el Flaco Bauzá y el locuaz Corach. No hay nadie de ese calibre en el estrecho y provinciano mundo K. Por ello, los servicios del olvido serán vitales para lograr una sucesión sin inoportunas citas a Comodoro Py.
Ante este plan, tácito pero claro, entra a tallar como único antídoto el sector social que en 2011 se prevé dignamente derrotado bajo el rótulo de Encuentro Cívico, o como se llame para entonces la alianza CC-Ucr-Socialismo. Dependerá de este sector, la clase media-media no peronista, y de la presión pública que ejerza, el que el barrido bajo la alfombra no sea tan descarado y deje algo en la superficie para que los jueces, quitado finalmente el yugo de Diana Conti y Kunkel en el Consejo de la Magistratura, se decidan de una bendita vez a meter cuchillo en el grueso bubón de podredumbre que dejará el paso del peronismo progre por el poder.

jueves, 14 de mayo de 2009

Italia: un caso ejemplar de buena y completa memoria histórica

El presidente italiano, Giorgio Napolitano, es el primero en ese cargo en provenir de la izquierda ex comunista. Tiene a sus espaldas décadas como dirigente del PCI. Nadie puede sospecharlo de tendencias derechizantes, ni tampoco de ser un ingenuo o un simple (al contrario, es el típico cuadro super-formado, salido de la más culta burguesía universitaria). El pasado 9 de mayo, Día de la Memoria en Italia, invitó a la ceremonia central a dos viudas: una, la del anarquista Pinelli, quien fue tirado por una ventana de la jefatura de policía de Milán, el 15 diciembre del 69. La otra viuda fue la del comisario Calabresi, asesinado por el terrorismo de extrema izquierda luego de que los medios de comunicación de esa área política lo lincharan públicamente, culpándolo sin pruebas de ser el autor intelectual del asesinato de Pinelli. Dario Fo, quien escribió una obra muy celebrada y puesta en medio mundo sobre la muerte de Pinelli, firmó, entre muchos otros intelectuales, un petitorio publicado por el semanario L'Espresso que luego se consideró una sentencia de muerte para Calabresi. El caso es que el viejo cuadro del PCI y hoy presidente Napolitano decidió invitar a ambas viudas al palacio del Quirinal. Conviene recordar que durante los años de plomo italianos el PCI, luego de algunas dudas iniciales, se encolumnó claramente del lado de las instituciones democráticas. Y con él lo hizo su imponente aparato mediático-cultural. No existe por tanto hoy en Italia una mitología de los compañeros que lucharon y perdieron heroicamente contra el opresor Estado burgués, salvo en los reductos marginales del anarquismo lumpen de okupas y black-blocs.
Es así general en la sociedad italiana la condena al terrorismo, negro o rojo por igual. Italia es, por esta historia reciente, además de por los archiconocidos vínculos históricos, una sociedad con muchas similitudes con la Argentina. Nada, sin embargo es más abismalmente diferente que esta conmemoración del Día de la Memoria italiana: nos resulta impensable un presidente argentino, que invite a las víctimas de los dos lados del terrorismo a conmemorar esa jornada a la sede de la jefatura del Estado. La retórica maniquea instalada por el matrimonio Kirchner, bajada a la sociedad por los medios de comunicación o enseñada como vulgata historiógrafica en los colegios secundarios, hace hoy irrealizable una ceremonia de este tipo en Argentina. Es ésta, también, una de las pesadas herencias que dejará el kirchnerismo en su patética retirada.