lunes, 25 de enero de 2010

Venezuela, Nicaragua y Bolivia: la pulsión antimoderna

Hoy Evo se despachó con un proyecto de ley para "normar" la libertad de prensa. El anuncio fue aterrador y cómico a la vez. En Venezuela, los estudiantes se le animaban al aparato represor del chavismo para protestar por la clausura de RCTV. Y en Nicaragua un periodista denunciaba los aprietes del sandinismo. Todo el mismo día, hoy lunes 25 de enero. No puede ser casualidad.

----------------------------------()---------------------------------------

“Que cumplan la ley, acá hay un exceso de libertad”, se lamentó Héctor Rodríguez, dirigente del chavista PSUV al comentar las protestas estudiantiles contra la clausura de RCTV. El jefe de Rodríguez, Chávez, ordenó cerrar el molesto canal de cable porque no trasmitió su última arenga. “Si están contra el pueblo, que se vayan del país” creyó necesario agregar Rodríguez. Entre tanto, el ministro Cabello volvió a rechazar una intervención de la OEA en nombre de la soberanía nacional. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA no puede hacer una visita a Venezuela desde que está Chávez en el poder.
En Nicaragua, Daniel Chamorro, hijo del histórico periodista asesinado por Somoza en 1978, denunció que, con dinero de Chávez, empresarios amigos del presidente Daniel Ortega han comprado un importante canal privado y que ahora no encuentra otro donde trabajar.
Pero lo mejor del día vino de La Paz. Allí Evo Morales inició su segundo mandato con un plan ambicioso: educar a los periodistas para que no digan más mentiras y aprendan de una buena vez a luchar contra el capitalismo (si no me creen, vayan a la excelente crónica de Erbol digital). “Hacen escándalo en base a mentiras”, afirmó sobre los periodistas. Morales formuló así su pensamiento: “Tenemos que empezar a educarnos, quisiera que la prensa sea otro control social”. La implementación de esta educación forzada “es por su bien” tranquilizó Evo a los cronistas que escuchaban el descomunal anuncio, para que hagan lo único ético: enfrentar al capitalismo que está destruyendo el planeta. Como se ve, las nociones de libertad de pensamiento, de independencia de la persona del Estado y de la comunidad, y un largo etcétera de valores similares, no aparecen en el radar del presidente boliviano. "Control social" es para Evo un término clave, por ahí pasa todo. No sólo como táctica de dominación, sino además como fin, como valor. Es que el estadista andino se guía por otros valores que los de la democracia contemporánea: por ejemplo, los preceptos aymaras que hizo introducir en la nueva Constitución. Estos preceptos son los de la llamada “justicia comunera” que se aplica en los poblados de los Andes. Es una justicia sumaria y brutal, con aplicación habitual de castigos corporales para los "mentirosos" y los "flojos". Ningún penalista progresista se soñaría con tomar estos mandatos prehispánicos como pauta para legislar, por ejemplo, en la Argentina. Pero nadie de este sector se soñaría tampoco con objetar su incorporación a la Constitución boliviana. Contradicciones, o, más bien, hipocresías, de un sector político y cultural muy habituado a ellas. En todo caso, es claro que son unos mandatos morales provenientes del comunitarismo premoderno que predica Morales, pero absolutamente ajenos a la democracia, dado que esta es un invento de la Europa moderna que, entre otras muchas cosas, le permitió a Morales llegar al poder.
En todos los casos, estos presidentes latinoamericanos demuestran que en la región subsiste una pulsión antimoderna poderosa. Que, nada casualmente, se conjuga siempre con un anticapitalismo apasionado.



sábado, 16 de enero de 2010

Chile: una revolución social lenta, pacífica y silenciosa

Acá sigo, colgando las columnitas que publico. Esta vez, sobre Chile:

La revolución social silenciosa

Casi en silencio, tapado por la campaña electoral y los esperado resultados de hoy, queda en segundo plano lo más importante del caso chileno. Es esa revolución social silenciosa ocurrida en Chile durante estos años: la creación de una nueva clase media, creciente y optimista sobre su futuro. Un enorme contraste con lo que ocurre con ese mismo sector social de este lado de los Andes. Una clase media que esta vez le dio, en buena parte, su voto a la derecha porque dejó de ser, parece, pinochetista, y porque le promete atenderla como hizo Bachelet con las clases más necesitadas, además de renovar sus oportunidades de movilidad social ascendente.

"El votante que era de una clase trabajadora, media-baja, con una mentalidad de centroizquierda, más leal a la Concertación, ese votante hoy día tiene un perfil de consumo que lo pone en un nivel más liberal", explicaba ante los resultados de la primera vuelta (44 por ciento Piñera, 29,6 por ciento Frei) el sociólogo Cristóbal Aninat, de la Universidad Diego Portales. El investigador recuerda que en 1987, Chile tenía 50 por ciento de la población bajo la línea de pobreza. Desde entonces se ha triplicado el ingreso nacional, se ampliaron los programas sociales y un porcentaje grande de población ha pasado a tener niveles medios de consumo.

Del otro lado del Pacífico, China también protagoniza una similar revolución social, pero con las tensiones propias de un sistema político totalitario, como evidencia el caso de Google (ver página 32).

En contraste con estos logros sociales, revolucionarios y no violentos, de la economía de mercado en la región, destacan las revoluciones autoritarias y rebosantes de retórica amenazante de Evo Morales y Hugo Chávez. Que solamente pueden "vivir de rentas" nacionalizando lo creado anteriormente por las empresas privadas, o que usufructúan directamente el bienestar creado por la economía de mercado, como es el caso de la renta petrolera que recaba diariamente Venezuela de los EEUU.

miércoles, 13 de enero de 2010

Venezuela y Argentina: el fracaso de la economía populista

A propósito de la devaluación venezolana, con control de precios fusil en mano, con apagones y crisis energética, y el evidente paralelo con la economía K, escribí esta columna para el medio en el que trabajo. Es de tono didáctico, con enumeraciones de los principales hechos, algunas definiciones básicas, etc, pero creo que el punto de fondo, el fracaso sistemático de la economía populista, y el impresionante paralelo que existe entre la Venezuela chavista y la Argentina K y la de los años 70 y 80, es válido:


Hugo Chávez devaluó entre el 20 y el 100 por ciento, con simultáneo desdoblamiento del mercado cambiario. Desdoblamiento oficial, porque el dólar paralelo ya existía en Venezuela desde que se instauró el control de cambios en 2003. Ahora se creó un "dólar petrolero", a 4,30 bolívares, el doble del valor vigente hasta el viernes pasado, para cobrar las exportaciones de ese rubro y las importaciones "no esenciales"; y otro, más bajo, a 2,6, para importar bienes esenciales, especialmente alimentos y medicinas. Entre los bienes no esenciales penalizados figuran electrodomésticos, ropa y productos metalúrgicos y de plástico, que el ministro de Planificación, Jorge Giordani, calificó como "bienes innecesarios". Son todos productos que la economía venezolana no logra fabricar y debe importar. En tanto, el dólar paralelo cotiza a 6 bolívares. A la moneda venezolana se la llama "bolívar fuerte" porque, producto de la inflación crónica, se le debieron quitar tres ceros en enero de 2008.

Entretanto, las cifras oficiales de Venezuela admiten que 2009 cerró con una inflación superior al 25 por ciento, la más alta de la región, mientras la economía cayó casi 3 por ciento. Venezuela, en suma, está en "estanflación", esa combinación fatal de recesión con inflación. La devaluación empeorará aún más este cuadro, tanto en lo que respecta a la inflación como a la caída del consumo.

La política económica chavista, un calco de las recetas fallidas de los años 70 con agregados autoritarios de los 40, ha reproducido todos y cada uno de los problemas de aquellas épocas: gasto público siempre creciente que lleva a inflación alta crónica, que a su vez corroe el salario real y el tipo de cambio, con consecuente caída de la economía, a lo que se suma la falta de inversiones privadas por razones obvias. El gasto se va en parte, en unas estatizaciones que implican gravosas cargas para el Estado, tanto en enormes indemnizaciones como en déficit operativos de las empresas expropiadas. A todo esto se debe agregar un régimen de precios máximos que logra crear un activo mercado negro. Súmese un control de cambios rígido, que mantuvo un valor fijo de la moneda durante cinco años, lo que trajo un atraso cambiario que ahora se tuvo que sincerar, pero insistiendo en el control de cambios y redoblándolo. Lo mismo se hizo con el control de precios mediante el publicitado envío de soldados con ametralladoras a controlar valores de heladeras y microondas. A todo esto, por si fuera poco, aún hay que agregar el descalabro energético: la matriz energética venezolana es irracional, puramente hidroeléctrica, y ante la sequía se le echa la culpa a El Niño. Para cambiar esa matriz y hacerla más balanceada se necesitan años de trabajo serio y grandes inversiones, poco redituables en términos propagandísticos: algo imposible para el chavismo, que vive en un régimen de demagogia estridente y constante.

En suma, en Venezuela se verifica una enumeración de calamidades que a los argentinos trae muy malos recuerdos...y algunos paralelos inquietantes con el presente. Acá también hubo dólar comercial y dólar paralelo, quita de ceros a la moneda, así como precios máximos, y hoy existe una persistente inflación que corroe el salario real. Como frutilla del postre, tanto en Caracas como en Buenos Aires se decidió echar mano de las reservas. De las "excedentes", una extravagante categoría inventada ad hoc para dar el manotazo que ningún economista serio suscribe, del mismo modo que en ningún país mencionable se discute la autarquía del Banco Central.

Todo esto es la setentización de la economía, o la macroeconomía del populismo, como se la ha llamado, y que no hace otra cosa que repetir obstinadamente lo que no funcionó y se hundió catastróficamente en los años 80. Los resultados, no sólo en Venezuela, están a la vista.

viernes, 8 de enero de 2010

8 de enero: fecha para recordar

La de hoy, 8 de enero de 2010, va a pasar a los libros como una de las fechas bisagra en la larga decadencia del poder K. La jueza Sarmiento hizo lo que todos ya sabemos y dañó aún más al poder decreciente de los K. Hace dos años todo esto era inimaginable: Redrado no se les hubiera animado, ni mucho menos una jueza "rasa" les habría mojado la oreja de esta forma. Aunque la Sarmiento tiene sus antecedentes. Después del 16 de agosto de 2008, fecha del voto no positivo de Cleto, y de la derrota del 28 de junio de 2009, en los anales de la decadencia K vendrá esta fecha de hoy, 8 de enero, acompañada de dos nombres: Sarmiento y Redrado. En términos políticos, Cristina perdió en 48 horas más poder e imagen que en seis meses. A este ritmo, no llega a diciembre de 2011. Es que ellos, Néstor y Cristina, son así: apuestan fuerte. Si ganan, ganan, y si pierden, se verá qué hacer. Me imagino la pataleta que le habrá dado a Néstor al enterarse de los dos fallos de la jueza. Dos al hilo, a la línea de flotación. "Esto a mí no me pasaba", le habrá gritado a la pobre Cristina en Olivos. Lo linda que habrá estado la reunión de la mesa chica que siguió a este viernes negro (negro para ellos, claro, no para mí, que fue luminoso). Lo dicho: clima de fin de época. Si tuviéramos un sistema parlamentario, ya se estaría hablando de elecciones anticipadas.

jueves, 7 de enero de 2010

Caso Redrado, o el fuerte clima de fin de época

Cristina echó hoy a Redrado con un DNU, "firmado por todos los ministros" según subrayaba Télam, como si esas firmas le dieran alguna validez extra a la medida, de nulidad evidente. Ante un conflicto de poderes, los K meten un firmazo y listo. El episodio es inimaginable en el Perú o en Colombia, no ya digamos en Chile o Brasil. Como se ve, cada vez nos parametreamos más abajo, ya nada de Primer Mundo o de su provincia más cercana, España. Hoy solamente nos superan Bolivia y Venezuela, después venimos nosotros, terceros cómodos en materia de ilicitud galopante.
Sobre el affaire Redrado se señala el antecedente de Cavallo, en su segunda y última etapa, la psicótica-dellarruísta, y de Pedro Pou. Pero entonces el decreto de Chupete tuvo el aval de la comisión parlamentaria y ademas se tardó un tiempo en terminar de rajar al compañero Pou. No se lo echó con un DNU pelado, como ahora. El objetivo, por supuesto, era el mismo, manotear la guita grande, pero las reglas, aunque sea a golpes, se cumplieron. Además, ya sabemos cómo terminó la etapa II del Mingo en Economía.
En fin, todo esto tiene, cada vez más, clima de fin de época, de acelerar a fondo, total no se pierde nada, porque a futuro está todo perdido. De "todo vale" de Conurbano con las chicanas del Aníbal, salpimentadas con los toscos "análisis" del anchorman K, Feinmann el malo. El gobierno se sabe perdido en el tema de fondo: la imagen de que hizo "cualquiera" para apropiarse de los 6500 palos verdes ya es irremovible, diga lo que diga. La opinión pública media no se va en sutilezas, mucho menos cuando se trata de fondos públicos. "Estos se quieren llevar toda la guita antes de rajarse", decía hoy un tachero 100% argento. Ahora, hurgando un poco, resulta obvio que el gobierno va por la reasignación de los 25 mil palos criollos del presupuesto 2010 previstos para pagar deuda: los sustituye con las reservas y se revienta aquella guita en gasto corriente, como sinceró el compañero Feletti, delatando las reales intenciones de su superior, el compañero Boudou. Boudou, el Chicago Boy del Cema ganado para el campo popular por Cristina.
Lo que hicieron hoy en el gobierno, con el decretazo para tumbar a Redrado, y poco antes los del directorio del BCRA, que, sin Redrado, decidieron aprobar la formación del Fondo del Centenario por su cuenta y contra el dictamen de Jurídica, debería poner a todos los firmantes de estas dos decisiones en las puertas de los tribunales o del juicio político. Ellos lo saben, pero están jugados, como Néstor. Es así que todo el episodio es un síntoma más del agravamiento de la situación política K, dependiente siempre de la caja que se evapora a simple vista. El esquema de poder K, como se ha dicho mil veces, requiere de mucho superávit, no por virtuosismo fiscal, como es obvio, sino para disciplinar mediante caja abundante al sistema político y copar y someter a la economía privada. Sin superavit nada de esto no funciona. Como la caja se achicó y ya hubo déficit en 2009 y no hay financiamiento a la vista, Néstor salió a buscar plata afuera, con las reservas como señuelo. Es la única que ve, la única que tiene para llegar a 2011 con aire, con vida.
Acá vale recordar un poco las historias personales detrás de los nombres que protagonizan esta historia de la caída de Redrado. La Ciganotto, por ej. Con Néstor pasó de contadora en Caleta Olivia a directora del Banco Central y, antes, presidenta del Nación, el mayor banco del país. Sin Néstor estaría todavía en el fondo de la Patagonia, haciéndole los libros a kioskos y almacenes de Caleta Olivia. Pura ganancia para la compañera Ciganotto. Así que si Néstor le ordena que se tire al río, ella va y se tira. Otros directores del BCRA no andan mucho mejor de antecedentes, aunque sin llegar a este extremo. En la otra punta está Redrado, que podría estar trabajando con un sueldo de seis ceros en un banco de inversión de Manhattan. Surge así una parte central de la estrategia de poder de Néstor: elevar a nulidades, o a tipos que, como mucho, podrían aspirar a niveles medios (Aníbal, Moreno, Boudou, Chodos, Pesce) a los primeros niveles de la administración, a cambio de exigirles incondicionalidad. Si se analizan las biografías de las principales figuras del poder K se repite este patrón de "carrera" meteórica desde la nada, nada generalmente patagónica o bonaerense...o santafesina, como es el caso del Chivo Rossi, que pasó, en apenas semanas, de ser candidato a concejal en Rosario a jefe de la bancada de Diputados nacionales K. En esta etapa final de su poder Néstor los va a necesitar una y otra vez, a sus incondicionales. A Diana Conti, con sus camisetas musculosas y su gesto feroz de resentida social; al Aníbal, con sus barbaridades de muchacho vivo formado en la calle; a D'Elía y sus tropas de choque, a la banda de fachos iletrados de C5N. A los del Canal 7, en cambio, Néstor ni los cuenta para esta guerra: no aportan nada, aunque cobren buena plata.

lunes, 4 de enero de 2010

La globalización le gana a la crisis internacional

El 1 de enero volví al diario de mis breves vacaciones y se me ocurrió escribir una columnita sobre la rápida recuperación de la crisis internacional, explicándo el fenómeno a partir de la nueva estructura económica que creó la globalización. El desarrollo del argumento es flojo, la columna no está muy lograda desde el punto de vista retórico, pero la idea central creo que vale. Si estuviera menos cansado la reescribiría, pero me parece que zafa bien en su versión original. Ahí va:



Cuando estalló la gran crisis económica internacional, a fines de 2008, se temió con razón una remake de la Gran Depresión de los años 30. El paralelo era obvio: la “exuberancia irracional de los mercados” en el corazón mismo del sistema capitalista, EEUU, había causado un desbarajuste de alcance mundial. Como en los 30, la crisis se extendió rápidamente de Wall Street al resto del mundo, y golpeó muy duro a Europa. Pero ahí se terminan las similitudes. En tiempos de Roosevelt la economía mundial empezaba y terminaba con EEUU y Europa, no había mucho más, salvo unos pocos países chicos, entre los que destacaba la floreciente Argentina de la era conservadora. Asia dormitaba en una situación totalmente premoderna y se limitaba a proveer commodities a las metrópolis coloniales.
Hoy, en contraste, gran parte de la economía mundial está fuera de EEUU y Europa, factor que explica la rápida recuperación de la crisis. La economía mundial es, cada vez más, “emergente”, y esto se evidencia en el anacronismo en que cayó la expresión, utilizada durante décadas, “países industrializados” para referirse a EEUU, Europa occidental y Japón.
   Señala The Economist en su edición del 30 de diciembre que esta última crisis no derribó a ningún gobierno, salvo el de la pequeña Letonia. No hubo tampoco alzamientos populares, como pasó durante la debacle asiática de 1997-98. “No ha habido ninguna reacción adversa contra el capitalismo ni el libre mercado” celebra, aliviado, el gran semanario británico. China e India, los dos miembros mayores del grupo BRIC, que se completa con Brasil y Rusia, ni siquiera entraron en recesión, sólo redujeron el ritmo de su crecimiento durante unos pocos meses.
   Resulta claro, entonces, que la dimensión y alcance de la economía globalizada explican lo limitado y casi fugaz de esta crisis, nacida como se sabe en los EEUU en 2007 por la acumulación incontrolada de una enorme masa de créditos hipotecarios de mala calidad.
   El dato nuevo es que la globalización hace al sistema internacional más estable y seguro, además de mucho más dinámico e interconectado. Es esta la principal lección que deja el agitado bienio 2007-09. El nuevo papel de los emergentes demuestra que ha habido un cambio estructural y para bien en el sistema económico internacional, que hace apenas una década era mucho más inestable (se sucedieron las crisis del Tequila, de los tigres asiáticos, Rusia, el default de Argentina, etc). La globalización resulta por todo esto doblemente deseable: no sólo lleva desarrollo a países secularmente pobres, que hasta hace apenas 10 ó 20 años vivían estancados en economías agrarias de supervivencia, sino que además torna estructuralmente estable al sistema internacional sin quitarle dinamismo.
   Es este un dato clave que se le escapó al consabido coro anticapitalista, cuyos integrantes se frotaban las manos a fines de 2008 augurando un largo período de recesión, desempleo y hundimiento generalizado. Como ya es rutinario, estas incurables Casandras del anticapitalismo se volvieron a equivocar y debieron callar bruscamente, justo cuando la fiesta, para ellas, apenas empezaba.
   Pero, volviendo a lo realmente importante, la veloz recuperación de la crisis acelerará el trasvasamiento de poder de los países centrales a los emergentes, apunta The Economist con acierto. El cambio en el balance de poder internacional, que ya se veía a simple vista antes de la crisis, apurará el paso. La gran perdedora de este cambio acelerado parece ser Europa, mucho más que los EEUU.
   Este desenlace de la crisis diluye asimismo el sueño anacrónico de reflotar el viejo tercermundismo, dado que los grandes países del antiguo Tercer mundo son hoy los entusiastas protagonistas de la globalización capitalista. Pueden darse, claro está, jugadas de tablero, como la apertura de Lula a Irán, o los guiños de Rusia a Hugo Chávez, pero son un levísimo reflejo del tercermundismo radical de los años 60 y 70.
   En el plano regional, la rápida recuperación económica mundial consolida a los países pro-mercado, como Chile, Colombia y Brasil, y deja aún más aislados a los enrolados en un anticapitalimo furibundo —Bolivia, Venezuela, Ecuador— metidos en un camino económico sin salida. En este cuadro regional, con dos campos bien definidos, Argentina insiste en apostar por el bloque retrógrado y claramente perdedor, profundizando su alianza con Chávez y dramatizando su confrontación con EEUU (la visita de Arturo Valenzuela). Estas malas apuestas internacionales del gobierno kirchnerista van acompañadas en el plano doméstico por una ulterior agudización de su sesgo antimercado.