miércoles, 15 de septiembre de 2010

Corradini perdió la chaveta. El problema inmigratorio gitano es real

A Corradini, en La Nación, se le saltó la chaveta: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1304744

Después de dar una cobertura muy sesgada contra Sarkozy sobre los gitanos, la corresponsal se manda una columna que sería la envidia de cualquier Página 12 de este mundo. Además, da una imagen apocalíptica de Sarko, como si estuviera moribundo políticamente, y el tipo acaba de sacar de la Asamblea (cámara baja) la reforma previsional por amplio margen. Dato que Corradini menciona casi de pasada, como algo muy menor. Y afirma temerariamente que puede perder la votación en el Senado, cuando todos los medios y agencias europeos hoy dicen lo contrario. Pregunta: ¿y el señor editor? ¿O está de acuerdo con este enfoque de progre dogmática de su corresponsal? De nuevo opera aquí la esquizofrenia progre-conserva de este diario que ya comenté hace un tiempo. A Corradini, como a El País de Madrid, se le caen los adjetivos descalificativos cuando se trata de Sarkozy; mal signo para un periodismo que primero, se supone, debe informar y sólo luego opinar. Ellos editorializan desde el título, y sesgan tanto que "olvidan" datos mayúsculos, como la reforma previsional, o minimizan otros hasta distorsionar el conjunto de los hechos. Así, la comisaria europea Reding, que Corradini presenta como poniendo en penitencia a una aislada y derrotada Francia, debió hoy pedir disculpas formales a París por su insólito paralelo con la II Guerra y el nazismo. Hay una desproporción evidente entre el tono de la crónica de Corradini y esta petición de disculpas, que no sé cómo explicará Corradini, si es que lo hace (aunque es fácil imaginar lo que hará: hablará de las presiones de la poderosa Francia, que pudieron mas que una honesta comisaria luxemburguesa, etc)
Chicas y chicos progres de este mundo: aprendan de una buena vez que su opinión y su moral no son las de las mayorías sociales. Estas medidas de Sarkozy le encantan no solamente "a la extrema derecha", como dice Corradini, sino a un amplísimo abanico social que va incluso hasta la base socialista y comunista, por no hablar de la propia centroderecha. Montarse en el repetido gesto del escándalo moral _que implica la superioridad moral del escandalizado sobre el causante del escándalo_, usado política y periodísticamente ante problemas muy concretos _como es la inmigración rumana de alta tasa delictiva_, es pura demagogia del otro lado, demagogia progre. Sarko hace demagogia, de acuerdo, pero a la vez da respuesta a una crisis de seguridad ciudadana real, y en la que los campamentos gitanos tienen su parte innegable. Lo de Sarkozy es demagogia pero también acción del Estado; y no es racismo, es, al contrario, prevenir el crecimiento exponencial del racismo.
Ocurre que para estos grupos étnicos el delito es parte de su cultura y de su economía, lo han practicado desde hace siglos. Me acuerdo muy bien de un hecho parecido: en el año 91 hubo una marea de refugiados albaneses en Italia, dado que la dictadura stalinista de Albania había estallado en pedazos. Unos amigos míos, católicos progresistas, los recibieron en Cáritas con los brazos abiertos, hasta les consiguieron un buen alojamiento. Al poco tiempo los tipos los habían vuelto locos. Lo que menos hacían los albaneses era chorearse los teléfonos, las lamparitas, las biromes, los muebles, cualquier cosa. Desmoralizados (pero siempre sonrientes), mis amigos cato-progresistas admitían que los albaneses tenían estas conductas incorporadas por siglos de tradición. Los tipos son unos capos como contrabandistas en el Adriático. Bueno, los tanos del sur no se quedan muy atrás, convengamos. Con los gitanos búlgaros y rumanos pasa lo mismo, lo sé porque entraron en masa en Italia cuando esos países ingresaron a la UE y fue un verdadero desastre. Hubo varios casos de violación en la periferia de Roma, y de nuevo aparecía el factor antropológico: para los tipos, detenidos e interrogados, una mujer vestida de manera "provocativa" estaba diciendo que "sí", y esa interpretación era para ellos suficiente. La santa indignación progre no es entonces el camino ante estos problemas, salvo que uno esté haciendo baja política y nada más, como el socialismo francés. El problema de la inmigración hay que controlarlo, y con severidad, dando señales fuertes; sino, el problema estallará y aparecerá un ultraderechista de verdad. Ya casi pasó una vez con Le Pen, que fue al ballottage en lugar del debilísimo socialista Jospin, y Chirac tuvo que pedir el voto de la veleidosa "gauche". Prefiero a Sarko metiendo gitanos en aviones hacia Rumania y no el negacionismo principista de avestruz progre a lo Corradini, que a mediano plazo lleva derecho a un nuevo Le Pen.