viernes, 9 de julio de 2010

Se termina la "levantada" K, pero el ballottage trucho mantiene vivo a Néstor

Cristina ensayó en Tucumán una fiesta del Bicentenario bis. Con el apoyo de Fuerza bruta, con la repetición de una producción con el sello de Bauer, con el elenco fijo de los artistas a sueldo de la Casa Rosada. Teresa Parodi, Víctor Heredia, que de tanto botox y tintura ya parece una señora chillona, con la charlatana Liliana Herrero, otro invento made in Rosario. Pero el show del 9 de julio no fue ni una lejana réplica del masivo acto del 25 de mayo. Y el gobierno en el Congreso ya no gana ni con un proyecto tenido por seguro, como el matrimonio gay, bloqueado en el Senado y con pronóstico de derrota. Este proyecto escandinavo se explica por la decadencia legislativa del poder K. Durante el verano pasado, se afirma que Néstor le preguntó al Chivo Rossi con cuál proyecto-bandera podían ganar, y el servicial soldado rosarino le respondió: con el casamiento para los gay (se dice que no usó este delicado anglicismo, sino un término más rudo y antiguo). El pragmático muchacho de barba se veía venir la andanada de derrotas y le ofreció a su jefe lo poco que tenía en la mochila.
Lo cierto es que la serie de palizas legislativas, el tono tibio de la fiesta del 9 de julio en Tucumán, y hasta la reacción casi hostil de Moyano a la suba del mínimo no imponible de Ganancias, todo indica que la efímera primavera política que gozó el poder K se está terminando. La levantada llegó de a poco, y de a poco se está yendo. Si sumamos el lado macroeconómico, que indica que los dos pilares del modelo se han perdido definitivamente (tipo de cambio alto y el superávit fiscal), que la inflación ya retomó su ritmo de locos luego de descansar un poco durante mayo, y la unanimidad de las encuestas que dan perdedor a Néstor en el ballottage contra cualquiera, bueno, parece claro que el clima de fin de época del poder K estará de vuelta y plenamente instalado antes de que termine el año.
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Hay, sin embargo, una herencia del contubernio Menem-Alfonsín que mantiene políticamente vivo a Néstor. Es, claro está, el ballottage trucho pergeñado por el pacto de Olivos. Como se ha dicho y escrito mil veces en estos meses de repunte K, Néstor apuesta todo a ganar en primera vuelta con el 40% más uno y que el segundo no llegue al 30, tal como permite el ballottage mentiroso ideado por Menem y Alfonsín y su nefasta Constitución del 94 (art. 98). Así que de no ser por este ballottage distorsionado Néstor ya sería un cadáver político, altro que pato rengo. Si el PJ bonaerense, pero también el santafesino, todavía lo siguen a nivel de los barones y los intendentes, es porque: a) quieren la platita dulce que se volcará de aquí a octubre y b) porque creen, o temen, que Néstor pueda efectivamente dar el batacazo en el primer turno. Como este segundo punto sería imposible sin el artilugio de Menem-Alfonsín, hay que concluir que Néstor hoy ya estaría preparándose lo mejor posible para su exilio patagónico, y de ningún modo peleando con chances para seguir otros cuatro años en Olivos, como efectivamente está haciendo. E incluso el punto a), el de la abundante platita dulce para barones e intendentes, tampoco se daría, no al menos en la escala que se está viendo (impresionante el chorreo de ofertas de obras que desparramó De Vido en su último paso por Santa Fe). Descontada la derrota, Néstor directamente "no iría" en octubre y destinaría esos masivos fondos a otras actividades, menos públicas, pero que le pudieran garantizar un futuro sin rejas. De hecho, y conociéndolo ya un poco, de seguro que está haciendo las dos jugadas a la vez.


PD del 10 de julio: el Turco Asís dice que hubo armisticio entre Néstor y Clarín. Por orden inapelable de Ernestina a Magnetto: http://www.jorgeasisdigital.com/2010/07/08/rendicion-condicional/