martes, 27 de julio de 2010

26 de julio, Día de la Inmovilidad

Pasó el 26 de julio, el Día de la Rebeldía en Cuba, que bien podría llamarse día de la ortodoxia inmovilista, el Día de la Inmovilidad. La jornada de julio llegó y se fue en Santa Clara. Y no pasó nada. Los cronistas, los que no son del Granma, destacaron en sus envíos los tres “sin” de la jornada. Sin Fidel, al que se prometía radiante y de uniforme verde olivo; sin Chávez, que se quedó en Caracas para resistir la inminente invasión yanqui; y sin discurso de Raúl, cuando todo el país esperaba de sus viejos labios ortodoxos alguna palabra de cambio, de reforma o de apertura, por mínimas que fueran.
La más importante de las tres faltas, claro, es la última: Raúl no habló, mientras la crisis económica no cede un ápice, al contrario, se ahonda y corren rumores sobre despidos masivos en el frondoso plantel del Estado. En su lugar tomó el micrófono el vice, Machado Ventura, un oscuro miembro de la nomenklatura que prometió perpetuar la ortodoxia inmóvil. O sea, defender "la Revolución", que se parece más bien a un jardín de estatuas. Yoani lo resumió magistralmente ese mismo día: “El ritmo, la velocidad y la profundidad de esas ansiadas aperturas se decide en un pequeño grupo que tiene mucho que perder si las aplica y tiempo que ganar si las dilata”. Todo dicho.