Hasta aquí, estrategias de imagen y nada más. En el terreno de la política como algo más que imágenes y campañas, se puede decir que es augurable que, por una buena vez en la vida nacional, el ruralismo más conserva y los sectores populares tengan un punto de contacto, como está ocurriendo desde 2008 gracias al conflicto con el campo desatado por el gobierno K. Porque eso es algo que no se veía desde...bueno, Calo Saúl. Antes de él, nunca. La Rural, el palco de Palermo, y los partidos populares y sus líderes, eran antitéticos. En los 80, por ej, fue la recordada silbatina feroz a Alfonsín. Y el PJ ni se planteaba compartir el palco de Palermo con los viejos copetudos de la Rural. En los 90, con el antecitado Méndez Carlos, esto cambia, como todo. Llega el neoliberalismo nac y pop. No recuerdo bien esa época en este aspecto, pero sospecho que la relación no debe haber teminado muy bien con el paso del tiempo, dado el atraso cambiario que trajo la Convertibilidad. Ni hablar de FAA, que vivió puteando al neoliberalismo de Calo, que se llevó puestos a cien mil productores según cálculos de los chacaritas de Buzzi. Era cuando se decía que la unidad productiva, acá, en el sur santafesino, no podía bajar de 200 has. Hoy un tipo con esa cantidad vive como un duque sin trabajar. Alquila bien a un pool y se viene a vivir a Rosario a cuerpo de rey.
Pero volvamos a Biolcati y su alianza con el PJ y el PRO, o sea, con lo que en Argentina más se parece a un conservadurismo popular. Puede ser un acierto táctico o no, esto se verá el año que viene en las urnas, pero es bueno que un sector más bien recalcitrante y refractario a la política esté en este juego a la luz del día y no añorando a Honduras, a Chile. Por ahí Biolcati no es la mejor figura para representar esta etapa (hablo de la imagen, nada más), por ahí vendría mejor un tipo más joven y canchero, pero lo fundamental es que el ruralismo más conservador, desde la experiencia de la Mesa de Enlace y el 2008, se ha vuelto más afín a la política de la democracia. Apuesta a un Duhalde, y es bueno eso. Descalificar con que la política va al pie de la corporación rural más reaccionaria, como hace la progresía K en estos días, es miope, además de chicanero. Hay que verlo al revés: la SR apuesta a la política democrática, a un proyecto político conservador popular con aroma a PJ, nada menos. Todo un avance, dicho sin la menor ironía. Los gurkas de Carbap, en otra época y ante una situación parecida a la que les plantea el conflicto con el gobierno, estarían puteando a la democracia a los gritos. Y no hablo de los años 80, sino de la antipolítica que campeaba hasta hace muy poco en esos ambientes. Hoy esta gente ha entendido que esa retórica antipolítica gorila no va ni en el club house.