miércoles, 30 de septiembre de 2009

Una buena: vuelve Lilita

Una buena noticia: este viernes vuelve Lilita. Esperemos que esté entera y recargada. Se la extrañó horrores desde que desapareció, poco después del 28 de junio. Se notó enormemente la falta de su voz y de su liderazgo. Para el gobierno, que estaba al borde del KO, fue una bendición. Las segundas líneas de la ....¿Agrupación Civica?, o como se llame, los Pérez y las Bullrich, están bien, pero les falta un montón. En La Nación de hoy la cronista que anuncia el retorno de Lilita delata, por su tono casi admirativo, esa necesidad de muchos de tenerla de vuelta. Porque no es lo mismo que agarre el micrófono en TN o en Continental ella que Bullrich o Estenssoro o Iglesias. Que, de nuevo, son excelentes legisladores, pero definitivamente no son líderes. Es evidente que el retorno de Lilita es una muy mala noticia para los K. Aníbal ya debe estar preparando sus vulgaridades de Conurbano, de pejota bonaerense, para tratar de descalificarla (¿volverá a decir que "no tiene los patitos en fila"? Dios, qué grasa es el tipo). Es evidente que el post-28 de junio no hubiera sido lo mismo para Néstor con Lilita enfrente. La patética debilidad intelectual de Macri, Reutemann y De Narváez, la falta de espesor político y de vigor de Cobos, Binner y demás dirigentes del área opositora no-pejotista, todo esto facilitó la milagrosa recuperación de Néstor. Como dijo el turco Asís: desde la lona, Néstor los mira y ni se molesta en pelearlos, entonces va por Clarín. No me caliento en pelear con Uds, mejor me enfrento con Magnetto, que sí da la talla, dice el tipo. Y tiene razón.
Es que son todos tan, tan café con leche, tan tibios, nuestros dirigentes opositores. Parece que hablan con miedo, pensando cada palabra. Aquí en Santa Fe tenemos a los sociatas, que han hecho de esta timoratez un sello de fábrica: Binner, que parece que pidiera permiso para hablar; Pechito Giustiniani, peor, con esa vocecita suya, siempre mirando para abajo. Y si estos son los pesos pesados, imaginen los que vienen atrás. Ni hablar del nabo de Lifschizts. No aguantaría un mano a mano con Lilita ni para discutir del tiempo. Por eso, por suerte que vuelve Lilita. Y a los que dicen que la sociedad no quiere confrontación, blablabla, hay que recordarles que el poder no se pide, muchachos, el poder se disputa.