lunes, 21 de septiembre de 2009

Chile, Uruguay, Brasil: estamos rodeados...de moderados

Lula en Brasil logra planes sociales eficientes sin atentar contra la economía de mercado, al contrario. El país sale fuerte de la breve recesión que trajo la crisis internacional. Lula, que gobierna desde enero de 2003, tiene una popularidad por las nubes, 78%, según la última encuesta de Sensus de principios de mes. En Chile, Bachelet también está más que bien en los sondeos y supera a Ricardo Lagos en la preferencia de la gente, con 71% según sondeos conocidos este domingo. Michelle se recuperó del bajón de sus primeros años holgadamente y se va por la puerta grande. La alternativa para las presidenciales pasará entre Frei y Piñera. No es necesario aclarar que ninguno de ellos se plantea medidas hostiles a la economía de mercado y a la apertura de Chile. Sigamos: en Uruguay, Tabaré encara su último tramo en la presidencia también, con altísimos niveles de aprobación, 61%, según los últimos sondeos de Equipos Mori. Uruguay elige el 25 de octubre entre Lacalle y Pepe Mujica. Acá, prima facie, podría haber algún riesgo de inclinación kirchenrista-chavista en Mujica. Pero no lo hay, y no solamente porque el vice del Pepe, Danilo Astori, se va hacer cargo de la gestión económica y financiera. El propio Mujica lo tiene claro: ellos son un "paisito" y deben cuidarse muy bien de no hacer locuras que no se pueden permitir y, al contrario, deben tratar de abrir mercados para sus productos agrícolas y su turismo. Cuando fue ministro de Agricultura de Tabaré, Mujica se dedicó a buscar y ganar mercados para las carnes y lácteos uruguayos. En una entrevista, antes de que se armara el lío por sus Pepe Coloquios, Mujica dijo: "soy un admirador de Lula. Tiene eso del viejo líder sindical: negocia, negocia y negocia". Clarísimo. En resumen, Mujica, si gana, seguirá la línea moderada y de apertura externa de Tabaré, con algún gesto para la tribuna del Frente Amplio, pero no mucho más.
En este contexto de izquierdas moderadas, aplicadas a la buena gestión, a cuidar la economía y las inversiones, resalta la negativa excepción argentina. Que además tiene todavía para dos años largos de políticas K, hasta diciembre de 2011. Una eternidad. Acá viene a cuento el análisis sin pelos en la lengua del Pepe. Sirve para explicar porqué a nosotros nos "toca" la patología conflictiva de los K y a ellos no. "Los K son de izquierda, pero mamma mía, qué izquierda. Son peronistas, una patota", sintetizó magistralmente el Pepe. También explicó porqué no funciona la alternancia en la Argentina: "los radicales son tipos muy buenos, pero son unos nabos". Inútil, después de esto, recurrir a los manuales de historia política.
Pero queda un consuelo: el nivel de rechazo social a los K es altísimo y contrasta enormemente con esos índices de aprobación de Lula, Bachelet y Tabaré. En Santa Fe hay un examen inminente de esta desaprobación popular hacia el kircherismo. El domingo 27 se votan los cargos de concejales. La inesperada jugada del socialismo de Binner de apoyar la ley de medios del oficialismo tendrá seguramente un costo en las urnas. No porque la gente siga apasionadamente el debate de la ley, sí porque un apoyo al kirchenirsmo de esa magnitud hoy, en Santa Fe, se paga. "¿Así que se pasaron a los Kirchner? Ahora van a ver", es el razonamiento, básico pero acertado, de mucha gente por estos días. Binner, el abanderado del socialismo a la chilena, de la moderación hecha persona y sistema político, pegó un bandazo de los feos. Que lo haya hecho por la necesidad urgente de fondos no tengo dudas, sobre todo después de hablar con mis colegas y de ver los números rojos de la provincia. Es cierto que en el socialismo existe esa fe en el rol de Estado curalotodo, que tienen proyectos sobre medios presentados hace años, etc. Pero tenían una posición orgánica compartida con el resto del Acuerdo Cívico y en 24 horas la rompieron. En 24 horas: porque el día anterior al voto Giustiniani, presidente del PS, firmó un comunicado donde fumentaba el rechazo sin dejar lugar a dudas.
Volviendo al asunto central, la sociedad argentina está harta y reharta de la crispación K, que le ha robado al país una oportunidad de oro, primero, en los años 03-08, de insertarse como nunca desde la Belle Epoque en los mercados mundiales y de atraer inversiones y, ahora, de salir rápido de la recesión y volver a crecer fuerte. El problema es que falta mucho hasta diciembre de 2011. Y estos tipos van hacia una radicalización de sus peores pulsiones. Lo de la ley de medios es solamente una más, pero no la última, de las pulseadas crispadas, violentas, que nos esperan de acá a octubre de 2011.