sábado, 23 de abril de 2011

Radicalización sí, pero con buena caja

No hay radicalización kirchnerista sin caja de por medio. El objetivo mediato de la movida
de la Ansés sería, cuándo no, una sustanciosa caja:



Asunto que debería determinar buena parte de la agenda futura. Además, a CFK el enorme déficit de AA no le debe gustar nada, menos con el caos que genera esa empresa en Ezeiza y Aeroparque cada dos por tres para deleite de TN. Enviar a gente de La Cámpora, o sea, como Recalde Jr., a Techint y otras empresas privadas es entonces una suerte de doble amenaza. No sólo les mete un director, les manda gente capaz de un nivel insuperable de mala gestión. A su vez, el barril sin fondo de AA, pero también Aguas, Correos, y varias otras renacionalizadas y de pésima gestión pueden obrar de advertencia moderadora a la hora pensar alegremente en nacionalizaciones futuras. Habrá que ver qué lado de la doble personalidad prevalece en CFK y en su entorno de influyentes.
Se puede concluir muy provisoriamente que la radicalización K sigue guiada por esa sed de fondos frescos que tan bien caracterizaba al finado Néstor, ese improbable prócer construido por la propaganda estatal. Afán dinerario que marcaría el límite a la tan mentada radicalización. Es que para ordeñar a la vaca con provecho y por mucho tiempo hay que asegurarse que el animalito esté sano y coma bien. Hay cierto derecho a sospechar que este seguirá siendo el límite infranqueable del kirchnerismo. Aunque por sí solo este esquema de una economía de mercado como vaca para ordeñar ya es más que suficiente para espantar al más valiente de los inversores.