De vuelta con Italia y Nichi Vendola:
Si todo va bien para ella, para la "sinistra", Nichi debería ser dentro de pronto jefe de gobierno de Italia. Sí: todo indica que en Italia habrá elecciones anticipadas; todo indica asimismo que Nichi debería ganar una interna en la decadente centroizquierda; nada indica, sin embargo, que Nichi y la sinistra puedan vencer a Berlusconi y sus aliados de la Liga norte. Efectivamente, todo indica que ganarán, una vez más, los malos. El Berlusca con su eterna sonrisa de Guasón; Bossi y sus habanos, que fuma mientras suelta frases brutales contra adversarios o aliados, indistintamente.
El punto es que, de ganar las primarias, el gobernador de la Puglia (Nichi es gobernador del "taco" de Italia desde hace ya un par de años) será la primera vez que la sinistra irá a elecciones generales con un líder que nada tiene que ver con los tradicionales hombres de saco y corbata, atentos a tranquilizar al electorado de centro y al viejo comunista ortodoxo al mismo tiempo, los Prodi, D'Alema, Veltroni y un largo etcétera de "uomini grigi". Irá, la izquierda, con un tipo que además de gay asumido es una suerte de intelectual no académico contestatario, algo muy atípico aún en el abigarrado paisaje italiano. La izquierda, sea PC o post PC, así como también los viejos democristianos de la DC, son/eran, ante todo, "cuadros", tipos muy formados y leídos que siempre aspiraban al poder. Nada que ver con el mundo que representa Nichi. Allí está de ejemplo el comunista de Fausto Bertinotti, por caso, último "rojo" de vieja escuela que llegó a ocupar la presidencia de la Cámara baja, en tiempos de Prodi. Vendola representa otra etapa, puramente contestaria y barroca, de la izquierda italiana, ya totalmente resignada a no ser gobierno ni alternativa a nada. Por eso va Nichi y no otro Prodi, otro hombre de gestión y de poder, que no diga cosas como las que suelta Nichi.
En un rincón,entonces, estará Nichi, con sus citas inescrutables y/o líricas; en el otro, el Berlusca, el Gran Comunicador, explicando que no lo han dejado gobernar en estos 16 años (su primer gobierno es del 94 y fue tumbado por... Bossi!), pero que ahora sí, si lo votan los italianos de manera plebiscitaria, podrá, por fin, poner en acto su prometido programa liberal de gestión. No hay discusión ni duda posible: Italia es un país de locos.