jueves, 12 de febrero de 2009

Hallazgo extraordinario en una isla del trópico

En el 200 aniversario de Darwin es oportuno hacer un comentario sobre especies en peligro de extinción. Algunas de ellas han resultado sorprendentemente duras de extinguir, pese a su evidente disfuncionalidad con el medio ambiente evolucionado que las rodea. Un investigador incansable de las islas tropicales, el Dr. Theo Van Doesburg, reporta hace poco en una prestigiosa publicación un caso extraordinario, digno de una novela de Verne. "Cápsula del tiempo: un caso único de fauna jurásica en un ecosistema isleño", se titula el trabajo, que, a no dudarlo, quedará en los anales de la biología evolutiva.
El científico, luego de semanas de recolectar especímenes convencionales en la isla, llegó con su expedición a un valle aislado. Donde se topó de buenas a primeras con las fauces de un Tirannosaurus rex, algo decrépito pero sumamente peligroso. La bestia se alimentaba de carne humana, según supo después de salvar su pellejo. Se lo contaron los nativos, víctimas ancestrales del Tirannosaurus. Ahora, le dijeron, tienen la esperanza de que el animal muera pronto. Lo han visto menos, y en sus últimas apariciones lucía desmejorado, lento de reflejos. Pero hay otro de su especie que lo sustituye, agregaron visiblemente angustiados. Igualmente anciano pero todavía vital y por tanto peligroso. Los nativos temen así que su pesadillesca vida bajo los Tirannosaurus se prolongue, cuando saben que en el resto del mundo esta terrible especie ha desaparecido hace muchísimo tiempo. En su dificultoso castellano, y con el terror aún impreso en su mirada, el Dr. Van Doesburg nos dijo que su extraordinaria aventura transcurrió en una de las Antillas Mayores: Kiu-kiu-u-bba, tartamudeó.