martes, 27 de mayo de 2008

Clima destituyente: la pequeña intelectualidad se juega por los K

Se siente, es evidente, un elocuente clima destituyente

Al leer, o, más bien, vomitar, los párrafos brutales del documento del PJ contra el paro agropecuario, los poco letrados gobernadores K copiaron como loros la frasesita que se inventaron los intelectuales oficialistas en una carta pública sobre el conflicto del agro, presentada hace unas semanas. Carta que era, básicamente, un panfleto de apoyo denodado a CFK y un canto a los gobiernos de izquierda populista de la región. Todo aderezado con el habitual vocabulario de la liliputiense intelectualidad argentina. Ni una pizca de republicanismo ni de valores constitucionales, ni una crítica al gobierno K por su brutal concentración del poder y de los ingresos fiscales y por pulverizar la división de poderes.
Citemos, no sin deleite algo enfermizo, a nuestros intelectuales de cabotaje.
"Hoy asistimos en nuestro país a una dura confrontación entre sectores económicos, políticos e ideológicos históricamente dominantes y un gobierno democrático que intenta determinadas reformas en la distribución de la renta...la oposición a las retenciones dio lugar a alianzas que llegaron a enarbolar la amenaza del hambre para el resto de la sociedad y agitaron cuestionamientos hacia el derecho y el poder político constitucional que tiene el gobierno de Cristina Fernández...Un clima destituyente se ha instalado, que ha sido considerado con la categoría de golpismo". Se repite así el tosco libreto del poder K pero en lenguaje más elaborado. Forster en lugar de D'Elía, Feinmann por Depetris. La frasesilla "poder destituyente" volvió a aparecer 48 horas después del enorme acto de los "sectores dominantes" en Rosario. No en boca de intelectuales con cátedra vitalicia en la destartalada UBA de las períodicas "tomas" violentas, sino en la menos pulcra de Das Neves y Uribarri. Todo sirve, evidentemente. El documento leído por el trío, anotemos de paso, cayó muy mal en el universo peronista, no ya digamos en el resto de la sociedad.

Pero sigamos con el magno paper de nuestra módica intellighentsia: "En los últimos años, se volvieron a abrir los canales de lo político" (o sea: antes de los K los "canales de lo político" estaban cerrados) "no ya entendido desde las lógicas de la pura gestión y de saberes tecnocráticos al servicio del mercado, sino como escenario del debate de ideas y de la confrontación entre modelos distintos de país". Así que antes de los K había una falsa democracia "de saberes tecnocráticos al servicio del mercado", y hoy tenemos un gobierno verdaderamente democrático. Se va dibujando la lógica "destituyente" (pero destituyente de la democracia liberal moderna, no del gobierno K) de nuestra agreste intelectualidad: sólo valen los gobiernos que nosotros designamos como democráticos y populares, los demás son sólo manipuladores entregados al poder del mercado.
Otro bocadillo más: "En la actual confrontación alrededor de la política de retenciones jugaron y juegan un papel fundamental los medios masivos de comunicación más concentrados, tanto audiovisuales como gráficos, de altísimos alcances de audiencia, que estructuran diariamente “la realidad” de los hechos, que generan «el sentido» y las interpretaciones y definen “la verdad” sobre actores sociales y políticos desde variables interesadas que exceden la pura búsqueda de impacto y el rating. Medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar"..."Privatizan las conciencias con un sentido común ciego, iletrado, impresionista, inmediatista, parcial. Alimentan una opinión pública de perfil antipolítica, desacreditadora de un Estado democráticamente interventor en la lucha de intereses sociales. La reacción de los grandes medios ante el Observatorio de la discriminación en radio y televisión muestra a las claras un desprecio fundamental por el debate público y la efectiva libertad de información. Se ha visto amenaza totalitaria allí donde la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA llamaba a un trato respetuoso y equilibrado del conflicto social" (todos los subrayados son míos).
Más papilla comunicológica, como la que ya nos había provisto Schuster, con el que se solidarizan sin vergüenza ninguna por su oprobioso Observatorio, que buscaría "la efectiva libertad de información"! Increíble, y a la vez penoso. Perdonemos, ya que estamos, los obvios problemas que tienen nuestros intelectuales con la concordancia ("de perfil antipolítica"), y veamos esto de los medios concentrados que construyen la verdad y el sentido "gestando la distorsión de lo que ocurre". Es evidente la contradicción epistemológica de este parrafito: primero se afirma que la verdad y el sentido son construidos (algo que ocurriría siempre, con medios concentrados o no, "populares" o no), pero de inmediato se denuncia "una distorsión de lo que ocurre". Una vez establecido el constructivismo comunicológico y discursivo, ¿cómo determinar quiénes y cómo "distorsionan" "lo que ocurre"? Poco faltó para que escribieran "en la realidad", junto o en lugar de "lo que ocurre".
Luego, lo de "privatizan conciencias": cualquier tema viene bien para meter el verbo maldito, "privatizar". Coincido, sin embargo, con la crítica al sentido común iletrado, impresionista e inmediatista: pero ocurre que no lo crean los medios. En todo caso le hacen un fuerte feedback, cuando deberían contrastarlo con una pedagogía informativa. No hay nada más democrático y a la vez más brutal que los mass media: son un reflejo fiel y a la vez un órgano vital de la sociedad de masas, de sus pulsiones y sus aberraciones. El fenómeno demuestra, en todo caso, que la democracia de masas tiene aspectos oscuros, que no son por cierto resultado de la "privatización de la conciencia", sino, al contrario, de un exceso alienante de sociabilidad, creado precisamente por este feedback de los mass media. (Agrego: ¿no hay acaso nada más privado que la conciencia? No, no para un cientista social de la UBA, para el que el individuo y su conciencia son, respectivamente, mera suma de sus relaciones sociales y epifenómeno del Inconsciente)

Así puestas las cosas, "se trata de una recuperación de la palabra crítica en todos los planos de las prácticas y en el interior de una escena social dominada por la retórica de los medios de comunicación y la derecha ideológica de mercado.(Eh? ¿seguro que hablan de la Argentina de 2008? Los 90 ya pasaron, la derecha de mercado está escondida en sus trincheras). De la recuperación de una palabra crítica que comprenda la dimensión de los conflictos nacionales y latinoamericanos, que señale las contradicciones centrales que están en juego, pero sobre todo que crea imprescindible volver a articular una relación entre mundos intelectuales y sociales con la realidad política". Recuperar, entonces, "la palabra crítica", sepultada por el odioso mercado y la eterna derecha significa, concretamente, darles un espacio mediático a ellos, a los intelectuales K,("articular una relación entre mundos intelectuales y sociales con la realidad política"). Los muchachos, sencillamente, piden pista, espacio, aire. Una movida corporativa de un sector patéticamente autoaislado, en y por su desmedido narcisimo. Que se prende de las polleras de Cristina para ganarse un lugar público, un puesto en el ágora que por sí solo no sabe ganarse.

Sigue la inevitable demonización de la globalización, tópico infaltable en este pensamiento crítico pero sobre todo único: "En una situación global de creciente autonomía de los actores del proceso de producción de símbolos sociales, ideas e ideologías, se producen abusivas lógicas massmediáticas que redefinen todos los aspectos de la vida social, así como las operaciones de las estéticas de masas reconvirtiendo y sojuzgando los mundos de lo social, de lo político, del arte, de los saberes y conocimientos. Son sociedades cuya complejidad política y cultural exige, en la defensa de posturas, creencias y proyectos democráticos y populares, una decisiva intervención intelectual, comunicacional, informativa y estética en el plano de los imaginarios sociales". La situación es verdaderamente tremenda, como se ve: ¡estos malditos productores de símbolos sociales con su fockin capitalismo global sojuzgan, nada menos, a "los mundos de lo social, de lo político, del arte", para lo que resulta urgente una acción "en el plano de los imaginarios sociales"! Por no hablar de los "proyectos democráticos y populares", pobrecitos, también ellos sometidos al torniquete brutal de la derecha y el capitalismo. Ante semejante emergencia, se ofrecen para "una decisiva intervención intelectual". ¿Cuál será, la tan decisiva intervención, en concreto? ¿No terminará todo en otra fockin revista subsidiada por las arcas nacionales, o con otro canal estatal que coseche el 0.3 de rating?
Pero, continúan nuestros infatigables partisanos de la liberación, ante este negro panorama, por suerte tenemos a Cristina, a Chávez, a Correa, a Evo: es que se vive una confrontación "que se extiende al campo de la lucha sobre las narraciones acerca de las historias latinoamericanas, donde hoy se está jugando la suerte futura de varios gobiernos que son jaqueados y deslegitimados por sus no alineamientos económicos con las recetas hegemónicas y por sus «desobediencias» políticas con respecto a lo que propone Estados Unidos". En otras palabras: la oposición y la crítica a los gobiernos de centroderecha son siempre legítimas, sacrosantas, pero cuando se trata de los gobiernos de la izquierda populista sudamericana, que violentan todas las normas constitucionales, esa oposición y esa crítica se tornan golpistas (perdón: destituyentes), van contra "gobiernos que son jaqueados y deslegitimados", y por tanto no son simplemente críticas. Además, ¿sufren ese ataque o esa crítica por oponerse al mercado y a Washington, o más bien, por violar todos los preceptos constitucionales y silenciar violentamente a la oposición y a la sociedad civil (Chávez), o intentar sistemáticamente hacerlo (Evo)?

Nuestros intelectuales de bolsillo no podían sin embargo no pegarle un poquito al indefendible y concentrado poder K en pleno viraje pejotista: es hoy necesario "discutir y proponer opciones conducentes con respecto a los no siempre felices modos de construcción política del propio gobierno democrático: a las ausencias de mediaciones imprescindibles, a las soledades enunciativas, a las políticas definidas sin la conveniente y necesaria participación de los ciudadanos". El lenguaje es elípticamente prudente, la crítica hacia "el gobierno democrático" viene acompañada de la proposición de actuar de consuno "desde el Estado y desde el llano"(¿ellos, los académicos, estarían en el llano?). Los otros gobiernos, parece, no eran democráticos, si hay necesidad de agregar una y otra vez ese adjetivo para referirse a "este" gobierno.
Acto seguido se va un poco más al grano distributivo: "creemos indispensable señalar los límites y retrasos del Gobierno en aplicar políticas redistributivas de clara reforma social. Pero al mismo tiempo reconocemos y destacamos su indiscutible responsabilidad y firmeza al instalar tales cuestiones redistributivas como núcleo de los debates y de la acción política". El gobierno entró en su quinto año: ¿hizo o no políticas redistributivas concretas y eficaces? Un gobierno tiene que hacer mucho más que "instalar debates". Lean, amigos y cómplices de Schuster, el informe de la Universidad Católica que citó monseñor Casaretto y que causó el repudio violento del gobierno(en ese estudio se calcula que 6 de cada 10 chicos argentinos viven en hogares vulnerables, y 4 de cada 10 no tienen alimentación adecuada).

Finalmente, en el extenso panfleto se propone la creación de un "espacio de intercambio de ideas, tareas y proyectos, que aspira a formas concretas de encuentro, de reflexión, organización y acción democrática con el gobierno y con organizaciones populares para trabajar mancomunadamente...Un espacio signado por la urgencia de la coyuntura, la vocación por la política y la perseverante pregunta por los modos contemporáneos de la emancipación".
Extraños, estos "modos contemporáneos de la emancipación", si adoptan la forma del gobierno de De Vido, Jaime, Albistur, Moyano, Rudy Ulloa y un largo etcétera de obscenidades ambulantes sobre las que nuestra intelectualidad prefirió no hacer mención alguna, ni siquiera de soslayo, en su prolongada carta pública. Como hizo con los valores constitucionales y republicanos de la división de poderes, que, como ya dije, jamás son citados en ninguna de las abundantes de líneas del documento. Pero no seamos mal pensados: a lo mejor se olvidaron los pobres, abrumados por el "clima destituyente".